Uno tiene la sensación de que Madrid se ha ido desafeando con el paso de los años. No digo que necesariamente se ha ido embelleciendo, digo que algunos elementos de fealdad consensuada (como los scalextric) han ido desapareciendo. Y aunque son unos pocos los edificios bonitos que echamos en falta –la Pagoda de Fisac, por ejemplo–, hay otros tantos que agradecemos que ya no estén entre nosotros.
Y otros tantos también que justificarían la creación de un síndrome contrario al de Stendhal.
Más o menos en esa dirección lanzaba una pregunta El Madrid desaparecido de Penny y Julio Gª Maldonado, una de las voces autorizadas en X en lo que a hablar sobre Madrid respecta. Preguntaba: “¿Cuáles son vuestras aberraciones favoritas de Madrid?”. Y empezaba con el desaparecido scalextric de Atocha –otra prueba del talento y la sorna madrileña para rebautizar a los elementos.
A partir de aquí sucede una cosa curiosa, que el ser humano se tan influenciable que a veces no repara en la fealdad de algo (lo naturaliza y absorbe como propio o habitual) hasta que se lo dicen. Sobre gustos hay muchísimo escrito, contra lo que se suele decir, y no pocas veces es necesario conocer el contexto de cada cosa para juzgarla en consideración.
Las construcciones más aberrantes de Madrid
Un ejemplo de ello es la Torre de Valencia: lo que puede ser una estrella polar en un paseo por el Retiro o una obra cumbre del brutalismo madrileño es también para varios usuarios una de las aberraciones de Madrid.
Alice Silver, a quien entrevistamos para hablar de sus fachadas favoritas, sugiere hasta tres sitios: el Mercado de San Antonio, Almacenes Rodríguez y el Almacén de maderas de ronda de Valencia.
Otra usuaria, Celia, coincide con una viandante a la que le preguntábamos hace poco por su edificio menos favorito de Madrid y remite a la torre negra (Edificio Vallecas 20) que está en el ensanche de Vallecas: “me da calor solo verla”.
Las propuestas de la gente caen por todos lados. Y no se libra ni el Madrid más nuevo (el Santiago Bernabéu) ni el desaparecido (el antiguo parking de Santo Domingo). Tampoco se libran símbolos como la Almudena (fea por dentro y por fuera para algunos) ni la plaza de Castilla ni el monolito (ay, el monolito) de Calatrava ni esa prenda de patchwork que es la plaza de Colón.