Hay algo icónico, emblemático y esencialmente madrileño en la estética de sus balcones. A lo largo del centro, los edificios neomudéjares con ladrillo visto o encofrados tienen unas protuberancias en forma de hierro forjado que dotan a muchas calles de una sensación de uniformidad. La importancia de los balcones aumentó en plena pandemia, cuando eran en sí mismos una forma de expresión, de liberación y de comunicación.
Y ahora, en el contexto de la celebración de las verbenas madrileñas, volverán a tomar importancia en un concurso promovido por el Ayuntamiento de Madrid que premiará el balcón más bonito de las calles del centro –y también la fachada y calle mejor decoradas.
Aunque quizás es algo tarde apuntarse –el plazo cierra el 30 de julio– siempre queda la opción de ser un espectador visual de este evento, que premiará a aquellos que cuenten con los mejores ornamentos para las fiestas de San Cayetano, San Lorenzo y La Paloma. Pero si igualmente quieres participar, en este enlace tienes toda la información.
La decoración, por otro lado, tendría que estar lista para las siguientes fechas en las siguientes zonas o fiestas:
- San Cayetano: 5 de agosto
- San Lorenzo: del 9 al 13 de agosto
- La Paloma: del 13 al 17 de agosto
El premio a las distintas categorías se hará saber el 16 de agosto en la plaza de la Paja. La retribución económica será de 500 euros para la mejor calle, 300 € para la mejor fachada y 150 € para el mejor balcón o ventana. Los criterios que se tendrán en cuenta son la creatividad, la estética, el esfuerzo requerido, la originalidad y el uso de materiales sostenibles.
Las verbenas madrileñas de verano
San Cayetano, San Lorenzo y La Paloma, para los foráneos, son festividades importantes en Madrid. San Cayetano se celebra en el barrio de Embajadores, San Lorenzo en Lavapiés y La Paloma en La Latina. Estas fiestas incluyen procesiones, conciertos y otras actividades culturales que enriquecen la vida de la ciudad y fomentan la cohesión social.
La iniciativa, por otro lado, bien puede recordar a las fiestas de barrios barceloneses como el de Gràcia, donde los vecinos engalanan sus calles para convertirlas en objeto de disfrute visual para barceloneses y barcelonesas de toda la ciudad –y cada vez más, también para turistas.