Sábado por la mañana, día de no ponerse el despertador, así que te has levantado tarde. El viernes te pasaste un poco con las copas, no al nivel de levantarte peor que Massiel después de Eurovisión, pero sí lo suficientemente mal como para ser incapaz de preparar cualquier tipo de alimento. Además, estás en esa franja horaria en la que es tarde para desayunar y pronto para comer… ¿Qué puedes hacer? Vale, sabemos que no es una cuestión de vida o muerte, pero que en ese momento se te resuelvan desayuno y comida al mismo tiempo, ¿no te parece un regalo de los dioses? La respuesta a los gritos de tu estómago es el brunch de El Colmao:
La experiencia no empieza cuando te traen el primer plato, comienza nada más entrar por la puerta. Esta vez fuimos al local qué tienen en La Latina (C/ Redondilla, 7) y nos encantó como está decorado. Con un poco de aquí y de allá, pero puesto con muy buen gusto y una música que parecía sacada de los vinilos de nuestras madres y qué nos conquistó: Abba, Queen y hasta Rocio Jurado nos acompañaron mientras hacíamos callar a nuestro sistema digestivo.
El brunch de El Colmao empezó con hummus de frijoles negros y chips de hortalizas. Para que os hagáis una idea de como estaba, cuando el camarero vino a llevárselo tuvimos que decirle que ni se le ocurriese quitárnoslo ¡Buenísimo! El sabor es fresco y la textura muy cremosa.
Lo siguiente fue un zumo de naranja recién exprimido que nuestras bocas secas y resacosas recibieron como agua de mayo. Nos encantó que estuviera un poco fresco en lugar de a temperatura normal. La calidad de las naranjas se notaba, porque yo siempre añado azúcar a este tipo de zumos y no le hizo falta.
El café con leche tampoco vino nada mal para espabilarnos… Pero lo que más nos gustó fue lo que nosotros llamamos “pack tostado”: tostadas, aceite, tomate, mantequilla y mermelada de fresa (buenísima) y un croissant caliente y crujiente qué podríamos haber comido en bucle.
La verdad es que a partir de ese momento, seguimos comiendo por hacer uso de nuestro pecado capital favorito, la gula, pero es que decir que no a lo que nos iban sirviendo era como rechazar a tu amor platónico si se te declarase.
Los huevos soufflé con salmón a la plancha y su hamburguesa tampoco estuvieron mal, aunque echamos en falta que la carne fuese en pan de hamburguesa en lugar de utilizar el mismo que el de las tostadas.
Y el final fue, como siempre, nuestra parte favorita: el postre, que fueron dos enormes trozos de tarta red velvet (una de las mejores de madrid) y de carrot cake. Buenísimas las dos. La de zanahoria con bastante sabor a canela, pero sin resultar excesivo y la velvet, con un frosting muy cremoso.
¿Conclusión? No volvimos a comer hasta la hora de la cena y la verdad es que creemos que son unos 16€ (por persona) muy bien invertidos en relación cantidad/calidad. Así que ya sabéis por dónde empezar si queréis disfrutar de La Latina con las pilas bien cargadas.