Si pasas más tiempo en el metro de Madrid que en tu casa, seguro que alguna vez te has preguntado el por qué de algunas cosas; y es que la espera hasta que el tren efectúa su entrada en la estación puede convertirnos en verdaderos filósofos subterráneos.
Dicen que no hay nada mejor que hacerse las preguntas adecuadas para obtener las respuestas correctas pero las incógnitas que planteamos no pueden ni deben ser despejadas. Forman parte de ese grupo de dudas existenciales, como el sentido de la vida o a fórmula de la Nutella, que mejor que permanezcan en el más absoluto secreto ¿Sabéis ya a qué nos referimos?
1. ¿Por qué el tren de la vía de enfrente siempre llega antes?
2. Hay veces que si te asomas, puedes ver la luz de la siguiente estación ¿Qué pasaría si fuera caminando por las vías hasta allí?
3. ¿Por qué el metro va de derecha a izquierda y el cercanías de izquierda a derecha? Así es imposible saber dónde está la parte más vacía del tren.
4. Si me tumbara en el hueco que hay entre vía y vía…¿Sobreviviría?
5. ¿Cómo sabes si eres digno de subir al tren o no? ¿Hay algún requisito para eso? ¿Por qué a veces no espera y se te cierran las puertas en las narices mientras pulsas desesperadamente el botón y otras, se abren con la misma solemnidad que la entrada al paraíso?
6. La voz de “el próximo tren no admite viajeros”: que alguien le dé una alegría porque es de todo menos amable. Qué pasa ¿que cuanto más borde suene, más claro queda que no podemos subir?
7. ¿Por qué de vez en cuando el tren se para y se apagan las luces? No, no tiene ninguna gracia. Hemos visto demasiada televisión como para crearnos nuestra propia película.
8. ¿Para qué sirven las vías sin usar de la estación de Chamartín?
9. ¿Es verdad que los conductores del metro no hacen nada y es todo automático?
10. ¿Por qué no hay lavabos en el metro y sí en el cercanías? Consideradlo, no hay peor que sentir un apretón y tener que bajarte en la parada de turno y salir en busca de un bar.