
En el universo infinito de vídeos de comida en redes, hay un nombre que lleva semanas subiendo vídeos de la comida de la capital: Lechoneo. Su última parada ha sido Madrid, y entre todo lo que se puede comer en la ciudad, ha elegido pasar por Botín, ese restaurante que aparece en todos los rankings y que, según el Guinness World Records, es el más antiguo del mundo. Un local abierto desde 1725, con tres siglos a sus espaldas y una especialidad que ha sobrevivido a guerras, modas y pandemias: el cochinillo al horno de leña.
Sí, es el más antiguo. Y sí, está en pleno barrio de los Austrias, entre turistas despistados, tabernas centenarias y leyendas de capa y espada. Botín lleva abierto desde 1725 y este 2025 celebra nada menos que 300 años de servicio ininterrumpido. En ese tiempo ha sido escenario literario (lo cita Hemingway en Fiesta y Muerte en la tarde), ha salido en novelas de Benito Pérez Galdós, y ha dado de comer a generaciones de madrileños y forasteros.
Qué platos hay que probar en Casa Botín
Lechoneo lo dice claro: “Desde que entras sabes que es un restaurante en el que no han tocado nada de la decoración”. Pero no está aquí por el mantel de cuadros. Está por el plato estrella de la casa: el cochinillo. Una carne que, según destaca, solo tiene tres semanas de edad, cocinada al horno de leña, tierna, con piel crocante y “con muy poca grasa”.
El menú de su visita también incluyó croquetas de jamón ibérico, un bizcocho de zanahoria, y lo que él llama una torta vasca –y que en realidad parece una tarta de queso. La experiencia, entre lo histórico y lo sabroso, ha quedado inmortalizada en un vídeo que ya circula en sus redes sociales, donde deja claro que, si hay algo que hay que hacer en Madrid, es venir aquí.
Las paradas de Lechoneo en Madrid
No ha sido su única parada. Lechoneo también ha subido vídeos desde Capuccino, el tablao flamenco más instagrameable de Madrid, y ha probado los churros con chocolate de San Ginés, que describe como “uno de los sitios más visitados por los foodies de todo el mundo”. También ha pasado por Amazónico, el restaurante del momento en el barrio de Salamanca, y Bestial by Rosi la Loca. Un viaje que, en suma, es una turistada consciente de serlo: un recorrido por la estricta normalidad con luces de neón.
En su paso por la ciudad ha dejado una ruta involuntaria: de Botín a San Ginés, de lo clásico a lo exageradamente contemporáneo. Pero si hay una frase que se ha quedado resonando es la que abre el artículo: “Tienes que probar su famoso cochinillo”.