La última cena es para Milán lo que Las Meninas para Madrid: un símbolo eterno del legado artístico que conserva la ciudad. Da Vinci pintó la famosa escena religiosa con una técnica experimental (por lo menos en aquel entonces): utilizó una mezcla de témpera y óleo sobre yeso, que a largo plazo ha contribuido a que se conserve peor la pintura. Se ha sometido a varias restauraciones sin mucho éxito, dejando su aspecto original como enigma para los visitantes de Santa Maria delle Grazie.
A partir de hoy, viernes 10 de enero, Nomad Museo ofrece una experiencia inmersiva sobre la icónica obra. Estará en Madrid (Gran Vía, 78) hasta el 13 de abril, de 10:00 a 20:30 horas.
En su sala audiovisual, Nomad acoge un mural a tamaño real (8,80 por 4,60 metros) en el que se puede apreciar el estudio anatómico y la técnica pictórica que utilizó el maestro italiano para crear La última cena. El museo tiene además una zona didáctica en la que los visitantes podrán ampliar sus conocimientos sobre el cuadro a través de paneles de lectura y experiencias de realidad virtual.
Al igual que en anteriores exposiciones como El Mundo de Van Gogh o El Misterio de El Bosco, Nomad fusiona la tecnología y el arte para sumergir al visitante en un espacio futurista y dinámico, que estimule su curiosidad y le invite a interactuar con los misteriosos elementos que allí se esconden.