
Aunque los primeros hospitales de Europa se crearon a principios de la Edad Media, su desarrollo y proliferación no tuvo lugar hasta los siglos XI y XII, período en el que se multiplicaron las instituciones caritativas designadas hospitale (término que significa, literalmente, casa de huéspedes). Desgraciadamente, la mayoría no siguen funcionando a día de hoy.
Para dar con el hospital en funcionamiento más antiguo de nuestro continente debemos remontarnos al año 1483, cuando un matrimonio noble de Alcalá de Henares —Luis de Antezana y doña Isabel de Guzmán— fundó una casa para curar a enfermos pobres y viajeros en su ciudad.
Un palacio convertido en hospital
Al descubrir que no iba a dejar descendencia, el matrimonio instaló el Hospital de Antezana (también llamado Hospital de Nuestra Señora de la Misericordia y Hospitalillo) dentro de su palacio, en la calle Mayor. A la muerte de doña Isabel de Guzmán, todo el edificio, incluidos los aposentos de sus fundadores, se utilizaron para cuidar a pacientes. Con el tiempo, se convirtió en el primer cuerpo de enfermeras de España.
El hospital acoge una iglesia barroca que todavía hoy se puede visitar. El pequeño templo cuenta con cuatro pinturas del siglo XVII realizadas por Pedro Valpuesta, en las que aparecen representados los milagros de San Ignacio de Loyola, el personaje más célebre de todos los que prestaron sus servicios allí.
Además de San Ignacio, otras figuras ilustres como el cirujano don Rodrigo de Cervantes, padre del creador de Don Quijote, salvaron vidas en el Hospital de Antezana. El médico no tardaba ni un minuto en llegar al trabajo: la casa natal de Cervantes (hoy convertida en un interesante museo) se encuentra justo al lado.
Merece la pena visitar el museo del hospital, que abarca todo su conjunto histórico. La entrada general cuesta 6€ e incluye un recorrido por la botica, el comedor, los jardines, la enfermería de mujeres y las cámaras de San Ignacio.