
El Museo Nacional Thyssen-Bornemisza propone desde este mismo mes un viaje a través del tiempo y el arte con su nueva exposición temporal dedicada a Marcel Proust, uno de los escritores más influyentes del siglo XX.
La muestra, que puede visitarse desde el 4 de marzo y hasta al 8 de junio de 2025, explora la relación entre el autor de En busca del tiempo perdido y la pintura, un vínculo esencial tanto en su vida como en su obra.
El París de Proust, entre pinceles y luces eléctricas
Proust no se entiende sin París, y París no se entiende sin la modernidad que lo definió a finales del siglo XIX. La electricidad, los coches, los cafés llenos de intelectuales y los espectáculos marcaron la ciudad en la que vivió el escritor, y esa atmósfera se refleja en la exposición.
Dividida en cinco secciones —Los placeres y los días, París, Por parte de Swann, La parte de Guermantes y Venecia— la exposición reúne una impresionante selección de obras de Rembrandt, Vermeer, Van Dyck, Turner, Monet y Renoir.
Además, se podrán ver vestidos y bocetos diseñados por Mariano Fortuny, esculturas de Antoine Bourdelle y manuscritos originales de Proust cedidos por instituciones como el Musée du Louvre, el Musée d’Orsay o la Bibliothèque nationale de France.
Un escritor que soñaba con la pintura
Para Proust, la pintura era más que un arte: era una forma de comprender el mundo. En su gran obra, el personaje de Elstir —un pintor inspirado en Whistler, Moreau y Manet— encarna su visión de la creación artística.
La exposición nos invita a sumergirnos en esa mirada, a recorrer el París de la Belle Époque con los ojos de Proust y a entender cómo la pintura influyó en su forma de escribir y en su exploración del tiempo y la memoria.