La ciudad no se desprende de los motivos campestres. Bien ocurre durante la floración de los almendros, cuando parques como el de la Quinta de los Molinos se llenan de ciudadanos que buscan un efímero beatus ille; y bien está sucediendo, también, con los tulipanes que florecen en el Real Jardín Botánico.
Y es que uno de los espacios florales más icónicos de Madrid tiene los parterres llenos de una variedad cromática diferenciada y sorprendente. Los tulipanes de todos los colores se arremolinan en los jardines del Real Jardín Botánico.
De este modo, casi veinte mil tulipanes de quince variedades distintas dan la bienvenida a la primavera madrileña. Este efecto tiene una duración de apenas tres semanas y el marchitado de los tulipanes ya está ocurriendo.