
En el siglo XIX, la realeza tenía una entrada privilegiada a la Casa de Campo: un túnel de cinco metros de alto y cinco de ancho creado por el arquitecto del Museo del Prado, Juan de Villanueva, en el año 1809. Fue un encargo de Napoleón Bonaparte durante su agitada estancia en Madrid. Curiosamente, no hay constancia de que el emperador llegase a utilizarlo: tuvo que huir al poco tiempo de que el pasadizo terminara de construirse.
No lo disfrutarían los nobles franceses, sino los borbones: entre los historiadores se rumorea que Alfonso XIII atravesó sus paredes de ladrillo macizo en el exilio, y años antes, Fernando VII, Isabel II y Alfonso XII lo utilizaban de manera habitual.
El túnel hace un recorrido de 44 metros desde el Campo del Moro hasta el paseo de la Virgen del Puerto. Patrimonio Nacional ha anunciado que va a crear una plataforma de acceso y una pasarela que conectará el pasadizo con Madrid Río, respetando los materiales originales de la estructura que se ha logrado conservar.
Se espera que este año finalice la primera fase de las obras de habilitación, y que la remodelación termine por completo en 2027. No es el único proyecto de mejora que acoge el entorno de la Casa de Campo: el antiguo palacete del rey Felipe II, Casa de Vargas, también se restaurará para volver a la vida el año que viene.