
¿Puede un bao llevar el nombre de Dennis Rodman? La respuesta es obvia: claro que sí.
Y no solo puede: se pide, se come y se repite. Es el más vendido de Zumbaos, un local –ahora son dos– que ha decidido montar un templo en torno a ese panecillo esponjoso, cocido al vapor, de raíz china y cada vez más frecuente en cartas panasiáticas, pero pocas veces como protagonista. Aquí no es guarnición ni capricho: es el núcleo duro de una carta que apuesta por el formato monoproducto en su versión más pop.
Zumbaos abrió a inicios de 2025 en Malasaña (calle de San Joaquín, 7) con una idea muy clara: montar un modelo de fast food bien afinado, con comida de calle y con una identidad reconocible. Algo tan sencillo y tan difícil como eso. ¿Por qué baos? Por descarte y oportunidad. “Empezamos pensando en tacos”, cuenta a Madrid Secreto Álex Medina, uno de sus fundadores, “pero vimos que la competencia era brutal. Los baos, en cambio, estaban en las cartas pero no como eje. Y es un formato que gusta a todo el mundo”.
El bao como icono pop
Cada bao tiene nombre propio. Y no hablamos de nombres asiáticos ni descripciones funcionales, sino de celebridades, personajes reales o ficticios, con ese punto excéntrico que conecta con el nombre del local: Zumbaos. Hay un Rodman (rabo de toro, mayonesa acevichada, jalapeños), un Grison (de pato), un Haaland (salmón), y así hasta completar una carta de nueve referencias, con opciones carnívoras, vegetales y un bao vegano.
Los nombres no son anecdóticos: son la carta de presentación. Aquí no se pide un bao de cochinita, sino un Frida. El juego es fácil de entender y, sobre todo, de recordar. Como la estética de su packaging, pensada para que los baos viajen mejor que bien —diseñada por Jorge Panedas, un ex UniverXO— y lleguen a casa sin perder calor, textura ni gracia.
Una carta pensada en laboratorio (gastronómico)
El desarrollo de la carta no se improvisó. Aunque el obrador central que surte los locales está en manos del equipo fundador, la cocina fue asesorada por dos chefs consultores que firmaron las recetas sin involucrarse como socios ni como imagen pública. Aportaron técnica y, sobre todo, el giro asiático que necesitaba su carta. El resultado: baos que no se encuentran en ningún otro sitio de Madrid.
El reto: colarse entre la pizza y la burger
A Zumbaos le va bien: buenas reseñas, aceptación inmediata, crítica favorable y una carta que funciona. ¿El problema? La categoría. “Competimos contra pizzas y hamburguesas, que están instaladas en la cabeza de la gente”, dicen. “El bao aún no está ahí. Nuestro objetivo ahora es hacer que se pida con esa misma naturalidad”.
Por eso no solo cocinan, también hacen marca. Naming, diseño, estrategia de delivery y una campaña que busca que la próxima vez que estés en casa pensando en qué pedir, no pienses en pizza ni burger. Pienses en Rodman.