¿Sabías que el Palacio Real tiene su propio Belén, tan grande que ocupa dos salas? Su origen se remonta al reinado de Carlos III quien empezó esta tradición para su hijo, el Príncipe de Asturias (y futuro Carlos IV). Esta Navidad, el Palacio Real abre las puertas a las familias con un taller que enseña todos los secretos del Belén del Príncipe además de dar la oportunidad de crear piezas con materiales reciclados.
Armando el Belén, un taller con conciencia sostenible
El objetivo de esta actividad es doble: por un lado, dar a conocer el Belén del Príncipe (también llamado Belén napolitano o el Belén del Palacio Real) y su importancia. También su historia, los materiales utilizados, qué personajes figuran en él, cómo ha evolucionado a lo largo del tiempo… hasta llegar a convertirse en una estructura tan magnánima.
Por otro lado, crear, construir, a partir de materiales reciclados (todos procedentes de los talleres del propio Palacio) diferentes figuras. Esta parte del taller, que permitirá dar alas a la imaginación de los más pequeños, sirve además como llamada a la concienciación sobre el consumo responsable, el reciclaje y la reutilización (conceptos que forman parte de los Objetivos de Desarrollo Sostenible impulsados por Naciones Unidas).
Las entradas para este taller (que estará disponible los días 26, 27, 28, 29 y 30 de diciembre; 3 y 4 de enero) acaban de ponerse a la venta. Habrá dos turnos: de 10.30 a 12.00 y de 12.30 a 14.00 con capacidad para 25 participantes cada uno. La actividad está pensada para niños de entre 3 y 12 años y hay diferentes precios según el grupo familiar.
El Belén del Palacio Real: origen e historia
Fue Carlos III quien arrancó la tradición al llegar a la corte española desde Nápoles en 1759: lo hizo para su hijo, quien continuó alimentándolo hasta llegar a tener 5.900 piezas (algunas de ellas, realizadas por maestros como Roberto Michel, José Esteve o José Ginés).
Del belén original, se conservan 89 figuras, a las que se añadieron 142 figuras procedentes de Nápoles en 2001 y también detalles y piezas del propio Palacio Real.
Montar este belén se ha convertido en una tradición entre los trabajadores de Patrimonio Nacional y, aunque ha variado a lo largo de los años, siempre mantiene la esencia: la representación del Misterio es el centro de la instalación, en torno a la cual se sitúan diferentes escenas populares.