
Al abrir la puerta, nos envuelven luces tenues, colores cálidos; nos abraza un ambiente íntimo, cercano, elegante y candente. En la carta, platos suculentos y sabores intensos. El Café de la Ópera, en la calle de Arrieta (metro Ópera), es puro romanticismo. Y las noches de los viernes y los sábados, organiza “Una Cena Cantada”, con artistas que celebran verdaderos espectáculos líricos.
Aquí no se abre el telón, no hay escenario. Hay pasión por la música y por la gastronomía. Las Cenas Cantadas en El Café de la Ópera son veladas de emoción, en las que las arias más famosas del mundo de la ópera y la zarzuela, suenan en directo. El espectáculo lírico incluye además un piano acompañando toda la velada en directo y muchas sorpresas (se dice, se comenta, que cualquiera de los comensales puede ser parte de la obra que se esté interpretando).
Las Cenas Cantadas en El Café de la Ópera cuentan con el talento de una compañía lírica propia, que revive el espíritu y el carácter de los piano bar y la magia de las noches más especiales de la capital. Su ubicación (está situado frente al Teatro Real) y el ambiente artístico que se genera en su interior, le han valido la visita de los artistas y espectadores del teatro vecino.
Los artistas no solo cantan, sino que también cuentan historias e interactúan, para interpretar obras como Madame Butterfly, La Traviata, Carmen, La Bohême o El Barbero de Sevilla. Grandes voces, una propuesta exquisita, emociones a flor de piel… y una degustación de platos en el Madrid más romántico.
El menú degustación «La Zingarella»
El espectáculo lírico es la guinda del pastel, la coronación de todo un entramado gastronómico, inspirador y romántico. El menú de estas noches es una degustación que explora los sabores icónicos del restaurante El Café de la Ópera.
Este arranca con unas croquetas de jamón ibérico sobre patatas paja; continúa por la crema de marisco con tartar de gamba y espuma de mojito; siguiendo con el mar, salmón macerado en miso con toque de ron y reducción de PX con dados de yuca frita. A continuación, las carnes: unas carrilleras en reducción de vermut con parmentier de patata y boniato. Para rematar, tarta cremosa de queso gallego sobre coulis de frutos rojos, teja de chocolate negro y helado artesano de violetas.