El sueño de conectar Madrid y Valencia en apenas media hora, viajando a velocidades cercanas a los 1.000 kilómetros por hora, desde el 2017 no es un mero esbozo de ciencia ficción. Este ambicioso proyecto se cimenta en la tecnología hyperloop, un concepto de transporte ultrarrápido que está siendo impulsado con notable fervor en España, de la mano de la empresa valenciana Zeleros. Sin embargo, la promesa coexiste con la realidad de un sector que enfrenta gigantescos retos técnicos, financieros y regulatorios a nivel global.
Zeleros, fundada por exalumnos de la Universidad Politécnica de Valencia (UPV), se ha convertido en el principal actor español en la carrera del hyperloop. Su propuesta se basa en un sistema de cápsulas que levitan magnéticamente y se desplazan dentro de tubos con aire a muy baja presión (casi al vacío). Al eliminar la fricción con los raíles y reducir drásticamente la resistencia del aire, estas cápsulas pueden alcanzar velocidades hipersónicas, prometiendo conectar las dos grandes capitales españolas en aproximadamente 30 minutos.
En las últimas semanas se está volviendo a hablar de ellos gracias a influencers como @clau_qsi (Clau, quiero ser ingeniera) que le ha dedicado recientemente un extenso vídeo de media hora en YouTube al proyecto. Pero la realidad a nivel global es que el proyecto que despertó Elon Musk hace diez años no pasa por su mejor momento, y Zeleros despidió en 2024 a la mitad de su plantilla.
La realidad global: el Hyperloop se tambalea
A pesar de los avances españoles, es crucial poner este proyecto con el contexto del panorama global de la tecnología hyperloop, que ha experimentado importantes contratiempos, lo que subraya la complejidad y el riesgo inherente a este tipo de innovación radical.
La tecnología hyperloop está en una fase de desarrollo crítico, donde la viabilidad comercial y la certificación de seguridad para pasajeros siguen siendo los mayores retos. El cierre de proyectos en 2023 como Virgin Hyperloop One, la apuesta estadounidense por este tipo de transporte, es una señal de advertencia sobre estas dificultades.
Además, desde el año pasado han salido voces críticas de expertos como Carlo van de Weijer, director de Movilidad Inteligente de la Universidad Técnica de Eindhoven, que en un reportaje del periódico El País explicó que el hyperloop no responde a un problema real y que según él no se puede considerar la idea como «un sistema de transporte serio».