
Madrid esconde bajo su superficie una de las infraestructuras más grandes de la ciudad: una red de túneles secretos diseñada específicamente para la seguridad, la evacuación y la gestión de emergencias, que opera con cientos de trabajadores. Aunque la mayoría de los ciudadanos solo percibe la M-30 como una vía de circunvalación clave, bajo ella se extiende un auténtico laberinto subterráneo que garantiza la protección de millones de conductores cada año.
La M-30 alberga el nudo de túneles urbanos más grande de Europa y el segundo del mundo tras Tokio. Pero, bajo los túneles principales por donde circulan los vehículos, existe otra red paralela: galerías de emergencia y evacuación situadas a hasta 65 metros de profundidad, equivalentes a un edificio de veinte plantas bajo tierra. Estas galerías suman cerca de 10 kilómetros y han sido diseñadas para permitir la evacuación masiva en caso de accidente grave, incendio o cualquier otra emergencia. Por sus dimensiones, pueden circular camiones de bomberos y evacuar a legiones de personas si fuera necesario.
Diseño y funcionamiento de los túneles
Las galerías de emergencia son túneles gemelos, exclusivos para servicios de emergencia y personal de mantenimiento. Están conectadas a los túneles principales mediante salidas de emergencia cada 200 metros, muchas de ellas habilitadas también para vehículos. Además, cuentan con vestíbulos presurizados que impiden el paso de humo y fuego, y puertas estancas cada 100 metros que permiten compartimentar el espacio para controlar la ventilación y la seguridad en caso de incendio.
La gestión y vigilancia de esta red recae en el centro de control de Madrid Calle 30, donde más de 1.600 cámaras y sensores monitorizan en tiempo real cualquier incidencia. Un equipo de más de 100 personas, entre agentes de intervención y técnicos de mantenimiento, trabaja las 24 horas del día, los 365 días del año para atender emergencias y mantener la infraestructura en perfecto estado. La capacidad de respuesta ante un incidente es de apenas cinco minutos y medio, y pueden cerrar o abrir los túneles en cuestión de segundos. Como ya ocurrió en el gran apagón del 28 de abril.