Invitar a un artista para que cante en un balcón y grabarle desde el piso de enfrente. En esto consiste, grosso modo, el nuevo proyecto de Calle Pez, un podcast dedicado a músicos emergentes que apenas llega a los ochenta suscriptores en Youtube; un espacio a contracorriente de la cultura oficial que está a punto de despegar.
“Le solté la idea al vecino por el telefonillo. Él me dijo que le pasara mi número”, cuenta Marina Margallo, presentadora de Calle Pez y cofundadora de El Balcón, a Madrid Secreto. “Nos dio permiso para grabar desde su casa y ahora somos amigos. Se llama Ignacio”, comenta.
La idea surgió tres meses antes de llevarse a cabo, cuando Margallo subió micrófono en mano a su balcón. “Mi amiga Lora y yo tuvimos la idea de dar conciertos juntas desde allí, pero los vecinos se quejaron. A raíz de crear nuestro podcast, decidimos que era mejor hacer grabaciones de artistas”, explica. Y así es como un grupo de amigos de diferentes sectores (unos de producción, otros de redes sociales) crearon un estudio musical «entre el cielo y la tierra».
Una red vecinal impulsada por la música
A Margallo le llegan propuestas de colaboraciones desde que publicó la primera “sesión de balcón” el 7 de enero. La mayoría son de jóvenes de Malasaña. “Si mi balcón hubiera estado en otro sitio, igual no se habría llevado a cabo la idea. Vivo en un barrio impersonal que a su vez tiene mucha personalidad. Estaría genial que a través de El Balcón se creara una red que permita a los vecinos conocerse y fijarse en su alrededor”, opina.
“Nos gustaría que se unieran muchos más artistas; que fuese un escaparate de músicos emergentes de la escena madrileña. Además —dice la cofundadora— me encantaría crear un momento de barrio. Igual que el invento del Tiny Desk es cultura americana, el balcón y los vecinos son cultura española. Había que hacer algo con esto”.
Rusowsky, Aiko el Grupo, Repion, Tristan y Huda, entre otros artistas de Madrid, son los nombres que el equipo de El Balcón quiere meter en este proyecto underground. Así que ya sabéis: si escucháis música en la calle del Pez, que no se os olvide mirar hacia arriba.