En marzo de 2024, la empresa Aena registró un crecimiento del 10,8% respecto al número de pasajeros que recibió el aeropuerto Madrid-Barajas por esas fechas el año anterior. En total, acogió a 5.342.624 viajeros en tres meses: un récord histórico que llevó a mejorar el sistema de seguridad que se utilizaba en los controles de equipaje.
Se sustituyeron los escáneres de rayos X por los C3, unos aparatos de nueva generación que muestran imágenes 3D de cada objeto escaneado, funcionalidad que puede acelerar el proceso de entrada a las puertas de embarque. Gracias a su tecnología, no hace falta sacar los líquidos ni los aparatos electrónicos de las maletas de cabina para poder viajar con ellos.
Pese a que las detecciones de los C3 cuestan ocho veces más que las de escáneres tradicionales, tanto el aeropuerto madrileño como el Josep Tarradellas (Barcelona) decidieron invertir en ellos para mostrar su compromiso con la seguridad de sus pasajeros. Unos meses después de instalar los primeros escáneres de alta tecnología en los dos aeropuertos, la Unión Europea ha anunciado duras restricciones para los C3: a partir del 1 de septiembre, estarán en periodo de prueba indefinidamente por su supuesta incapacidad para reconocer explosivos líquidos.
Una inversión sin beneficios
La medida de Bruselas supone que los dos aeropuertos más importantes de España deban volver a los rayos X, paso hacia atrás que podría afectar seriamente a la economía de ambos: todo el dinero destinado a los nuevos escáneres se perderá si los C3 no superan la prueba.
España no es el único país que se ve afectado por estas restricciones: todos los aeropuertos de la UE, así como los de Islandia, Suiza, Liechtenstein y Noruega, correrán la misma suerte.
Aena asegura que la Unión Europea ha impuesto estas restricciones después de dar luz verde a los C3 meses antes de su instalación. Olivier Jankovec, Director General de Airports Council International en Europa, advierte de que «imponer ahora limitaciones significativas pone en duda la confianza que la industria puede depositar en el actual sistema de certificación de la UE para equipos de seguridad de la aviación».
Además, Jankovec explica que «deben extraer las lecciones de esta situación y asegurarse de que el sistema de certificación de la UE proporcione la seguridad jurídica y la estabilidad operativa necesarias en el futuro».