Todo aquel que haya viajado en avión con cierta frecuencia sabe que los aeropuertos son no-lugares tediosos y molestos. Las largas esperas, la comida demasiado cara, el temor constante a perder el vuelo o llevar una mochila demasiado grande… Sin embargo, muchos aeropuertos están siendo reformados y ampliados para que la experiencia del viajante sea un poquito menos fastidiosa.
Este es el caso del Aeropuerto Adolfo Suárez Madrid Barajas. Aena proyecta para el hub madrileño una gran ampliación que se hará realidad en 2031 y cuya inversión total prevista ascenderá a los 2.400 millones de euros.
Así lo ha anunciado hoy el presidente del Gobierno de España, Pedro Sánchez, en Sostenibilidad social: diseñar hoy el futuro de mañana en el stand de Turespaña, en Fitur. Sánchez ha dicho que es “la mayor inversión en una década en las infraestructuras aeroportuarias en España”.
Actualmente, Barajas se encuentra en el quinto puesto de Europa en cuanto a tráfico aéreo, registrando en 2022 50,6 millones de pasajeros. Ahora bien, se estima que esta ampliación lo convertirá en el mayor aeropuerto de Europa y superará así a los majors, los aeródromos más concurridos de continente: Estambul, con 64,3 millones de pasajeros en 2022, Londres Heathrow con 61,6 millones, París-CDG con 57,5 millones y Amsterdam-Schipol con 52,5 millones de viajeros.
La ampliación la llevará a cabo Ayesa Ingeniería y la firma de arquitectura Estudio Lamela. Esta última, junto al ya fallecido Richard Rogers, fueron los responsables del reconocible diseño de la T4 y sus altos techos ondulados de bambú.
¿Cómo será la ampliación?
El proyecto abarca la ampliación de las terminales T4 y T4S, la construcción de un edificio procesador frente a las terminales T1, T2 y T3 y la remodelación de las instalaciones. Estos cambios prevén aumentar un 28% la capacidad del aeropuerto, que tendría entonces capacidad para dar servicio a 90 millones de pasajeros. Además, una vez concluidas las obras se abrirá la posibilidad de expandirse hacia nuevas rutas de Asia-Pacífico, conectando Madrid con dos continentes, América y Asia.
La ampliación podría repercutir positivamente en la economía de la Comunidad de Madrid, ya que actualmente el aeropuerto aporta el 9,7% del Producto Interior Bruto y 60.000 empleos para los madrileños. Sin embargo, esta expansión también podría suponer un aumento en las emisiones de dióxido de carbono de los aviones, gigantes contaminantes, y aún más molestias acústicas para los vecinos de las localidades cercanas al aeropuerto.