
Hay una reacción negativa generalizada en España cada vez que se menciona que Madrid tiene algo que es típico de otro lugar. Pasa cuando se habla de su lonja de pescado, o casi de cualquier plato tradicional. En este caso se trata de un símbolo más internacional: la Estatua de la Libertad. Mientras el coloso de Nueva York es conocido por su tamaño y por ser la representación de la ciudad, y casi del país, la de Madrid es una versión de pequeño tamaño que apenas se conoce, aunque se realizó tres décadas antes.
Ponciano Ponzano es el autor esta escultura de dos metros que se ubica a pocos metros de Atocha, en el Panteón de los Hombres Ilustres de Madrid. Como la que los franceses regalaron a los estadounidenses, esta Estatua de la Libertad tiene una corona de rayos, pero la de aquí sigue más a la tradición grecolatina de representar a la diosa romana Libertas. Lleva un gorro frigio, un cetro en una mano y un yugo roto en la otra, todo como alegoría del final de la opresión. Además, la madrileña se asienta sobre el monumento funerario de los políticos Mendizábal, Argüelles y Calatrava.

El Panteón de los Hombres Ilustres de Madrid
Esta estatua en principio se ubicaba en el desaparecido cementerio de San Nicolás, por la zona de Méndez Álvaro, y cuando se clausuró en 1912 se trasladó al Panteón de España, o de los Hombres Ilustres, que se había terminado una década antes.
El panteón está situado en el claustro de la Basílica de Nuestra Señora de Atocha. Es un edificio de estilo neomedieval con ecos de arte bizantino, construido entre 1892 y 1899 por Fernando Arbós y Tremanti.
Todas las referencias al pasado de su arquitectura hablan también del concepto en sí, que es una idea romántica que los franceses rescataron a principios del siglo XIX de la idea original de los griegos clásicos. Aunque la versión moderna no es un lugar de culto a los dioses, sino a los hombres que han sido importantes para la nación. El de Madrid alberga los mausoleos de destacados políticos y militares españoles, como Sagasta, Cánovas del Castillo y Eduardo Dato. La entrada es gratuita y se puede visitar cualquier día excepto los lunes.