El pasado 19 de octubre cruzamos el charco desde Argüelles. Sí, así, sin necesidad de facturar maletas o del horrible jet lag.
Para ser exactos, nuestro avión partió desde el número 76 de la calle Pintor Rosales. Allí, #CocaColaMix nos llevó hasta La Habana de los años veinte con su concepto “The Originals Experiental Place”, que estará disponible hasta el 4 de noviembre. Esta experiencia clandestina recupera la inspiración y riqueza de la época en la que la Ley Seca imperaba sobre Nueva York, y nos traslada a este destino exótico con aquellos que saben que la vida es algo más que imposiciones. Y en una aventura como ésta, donde lo importante es disfrutar el momento, no podía faltar Coca-Cola.
La inmersión del viaje al pasado fue total gracias a las azafatas reales que se iban intercalando con proyecciones de auxiliares de vuelo de la época. A través de diferentes imágenes y sonidos, los asistentes podían sentirse como pasajeros de primera clase en un vuelo hacia la isla. Al llegar, pasado, presente y futuro tomaron tierra junto a nosotros al ver todo lo que nos deparaba esta experiencia.
Durante el viaje, nuestras ganas de poder disfrutar de la libertad que ofrecía ese paraíso caribeño iban en aumento y tras el simulado aterrizaje, descubrimos la primera parada. En ella se nos abrieron las puertas del primer ambiente, un bar clandestino donde los 5 sentidos se agudizaron para que la experiencia fuese más plena. El gusto fue el claro triunfador, pues nuestro paladar se tumbó en una hamaca de sabores a través de los combinados de la casa, preparados con Coca-Cola como el mixer auténtico que ha perdurado y que sigue modernizándose.
No podía faltar el gran “Cuba libre” (con ron de la tierra, como no) y una amplia gama de combinados que permiten experimentar sabores únicos; como el “The cherry on a Coke”, con toque de lima, cherry Heering, cereza marraschino y twist de limón fueron los responsables.
Tras la primera toma de contacto, pasamos a un ambiente más tropical en el que los barmans parecían poseídos por las manos de Machín al mecer sus cocteleras. El espectáculo estaba acompañado de jazz y actores que transmitían ese contexto de estilo y modernidad. En este rincón, degustamos el “Nutty Scoth”, un Whisky&Coke con un toque de nuez moscada, Coca-Cola y Twist de pomelo. No faltaron los combinados sin alcohol como la mezcla de sirope de canela, un golpe de angostura y un gajo de lima.
Nuestra travesía fue una aventura que no quedará en el olvido. Porque hay cosas que no se pueden explicar, sino que hay que vivirlas, así que si quieres saber dónde empezó todo (pero no donde acabará), síguenos hasta The Originals.