Decir que los donuts son un invento norteamericano sería dar la espalda a la cultura gastronómica de medio mundo. Quizá el país anglosajón popularizase una versión de esta suculenta rosquilla, pero son multitud los países con variantes primas hermanas. En Portugal tiene las boulinhas; en Canadá, los persians; en el norte de India, los balushahi; en Alemania, los berliners; en Israel, los sufganiyot; en Francia, los crullers; en Italia, los bomboloni; y en tu casa, las rosquillas de la abuela.
Así que, si no podemos acordar dónde está el inicio de la historia, al menos sí podemos afirmar dónde está el futuro, y se llama The Urban Bits, en esa difusa frontera entre Chueca y Malasaña que es la calle Augusto Figueroa.
La idea nace de dos jóvenes golosos con ganas de combinar tres elementos: la frescura del producto, su atractivo visual y la posibilidad de compartirlo.
El primer elemento, la frescura del producto, es esencial, por eso sus minidonuts se hornean -no se fríen- cada mañana y el local se cierra a las 22.00h o cuando se acabe el género.
El segundo, su atractivo visual, no es hoy menos importante en un mundo cada vez más pendiente de Instagram y demás aparatitos de la gran red. Si no estás en Instagram habrá mucha gente para la que no existas, por eso los responsables de The Urban Bits son conscientes de que presentar el producto de forma atractiva en su perfil de la red social es una parte fundamental de su trabajo. La publicidad del siglo XXI.
Y en tercer lugar, es imposible no sentir unas ganas irrefrenables de compartir estas minidelicias que casi pueden comerse de un bocado.
Os podríamos presentar la lista completa de sabores, pero es mejor que vayáis a verlo vosotros mismos. Solo diremos que tienen opción vegana y que nuestros preferidos fueron el de galleta oreo, el de crujiente de galleta con canela y las dos variedades de pistacho.
Precio medio: 1€ – 1.40€
Dónde: C/ Augusto Figueroa, 12.
Cuándo: Todos los días de la semana de 10.00h a 22.00h.