Como todos los domingos, me despierto con la gran ilusión de saber que por la mañana vendrá Marga, mi ex mujer, acompañada de mis dos criaturitas: Lucía, la mayor y responsable, y Raúl, mi pequeñín, que siempre viene con un peluche de un dinosaurio que le regalé cuando las únicas palabras que salían de su boca eran “papá”, “mamá” y “cholate”.
Los niños se tumban en el sofá y se ponen los dibujos, mientras que yo les preparo su desayuno favorito: tortitas con sirope de caramelo y batido de chocolate (Marga me mataría si supiera que me dedico a inyectarles esta cantidad ingente de azúcar entre pecho y espalda). Los niños están llenos de energía y deseando hacer mil cosas. Se pisan las palabras el uno al otro contándome cómo les ha ido la semana. Lucía me cuenta que ha sacado un 10 en inglés y Raúl me enseña un anillo de papel de aluminio y me dice que le va a pedir salir a una niña de su clase. Lucía se empieza a reír.
Me dispongo a hacer las tareas de domingo, que consisten principalmente en hacer la colada y planchar la ropa. Mis hijos me piden que deje las tareas y que hagamos algo diferente, pero les explico que es el único día que tengo para poder hacer las cosas de amo de casa. Consiguen comprenderlo (aunque por su cara parece lo contrario) y prometo recompensarlos llevándolos al cine por la noche.
Me ausento un momento de casa para ir a comprar la prensa y cuando vuelvo me sorprende que no estén viendo la televisión. Voy hasta mi dormitorio y me encuentro a Lucía sacando los calcetines del cubo de la ropa sucia, con una pinza en la nariz y metiéndolos en una bolsa. Me dice que cómo pueden olerme tanto los calcetines a queso roquefort. Por otra parte Raúl lleva puesta una de mis corbatas y me dice con voz autoritaria que es mi jefe y me obliga a tomarme el día libre con mis hijos.
Entre risas, les digo que ellos disfruten el día y no se pongan a ayudarme con esas cosas aburridas. Sin decir palabra, Lucía me da su móvil y veo en la pantalla el nombre de Mr Jeff. Les pregunto qué es eso y me contestan que es una app que usa su madre para tener más tiempo libre.
Me cuentan que Mr Jeff son unas personas que van a tu a casa a recoger la ropa y 48 horas después te la traen de vuelta como nueva. Me cuesta creer que exista una aplicación así, pero cuando veo sus caras de ilusión no me queda otra alternativa que creerlo.
En efecto, recogen mi ropa pronto y me garantizan que en 48 horas la tendré de vuelta. Me resulta increíble que no hubiera descubierto esta app antes. Una vez que ya he resuelto mis quehaceres del día les propongo ir al Parque de Atracciones. Ambos se miran, sonríen y se ponen a dar saltos de la emoción. Acto seguido, Raúl me pide que por la noche vayamos a comer una hamburguesa del tamaño de una cabeza. Bendita infancia. Gracias Mr Jeff, por regalarme tiempo con el tesoro más preciado de mi vida.
Para todos aquellos seguidores de Madrid Distinto que quieran disfrutar de este gran avance os ofrecemos el código MADRID5, con el que conseguiréis que en vuestro primer pedido en Mr Jeff, a través de la app o la web, os regalen 5€. ¿A qué esperáis para probar el invento del siglo?