En la capital estamos en plena expansión de zonas verdes. El soterramiento de la Castellana traerá consigo una superficie rodeada de árboles y Madrid Río tendrá, donde antes se alzaba el estadio Vicente Calderón, un espacio con sendas para pasear en un entorno lleno de vegetación. Además, el proyecto Madrid Nuevo Norte incluye el prometedor Parque Central, un bosque en mitad de la ciudad. Sin embargo, el Ayuntamiento tiene otros planes en el Barrio de las Letras. Según fuentes de El País, se eliminarán 47 árboles para reformar el aparcamiento que se encuentra bajo la plaza de Santa Ana.
Una reforma poco sostenible
El Ayuntamiento asegura que el parking de Santa Ana ha sido uno de los más rentables de Madrid desde su construcción en 1966. Ahora, pese a su tamaño (tiene tres plantas subterráneas) y estratégica ubicación, su infraestructura está tan deteriorada que ha causado varios episodios de goteras. Por eso el Consistorio decidió poner en concurso la renovación y posterior aprovechamiento del espacio. La compañía ganadora tiene más de 60 años de experiencia: es el Grupo Ortiz, que toma el mando del aparcamiento durante los próximos 25 años.
Según fuentes del suplemento Activos, el Grupo Ortiz promete destinar 110 de las 296 plazas del estacionamiento exclusivamente a residentes. Un gran cambio, ya que siempre había sido de uso público. Incluirá otras novedades como plazas de carsharing y puntos de carga para coches eléctricos. Pero antes que todo esto, se pondrá en marcha una obra que ha dado mucho que hablar: la reforma de la cubierta, que supondrá levantar partes de la superficie de la plaza, y con ello, la eliminación de 47 árboles.
La reacción del distrito Centro
Los habitantes del distrito no se han quedado callados. Víctor Rey, presidente de la Asociación Vecinal Sol y Barrio de las Letras, ha destacado que la plaza va a prescindir de 47 ejemplares de los 54 que tiene, lo que supone un 85% de sus árboles, entre los que hay cipreses, olmos, prunos y castaños. Al grito de “Madrid capital de la tala ilegal”, los vecinos de la zona salieron a la calle durante la noche del 23 de julio para impedir la reforma.