A solo hora y media de Madrid, en la localidad segoviana de Coca, se alza una de las fortalezas más originales y monumentales de España: el Castillo de Coca. Considerado la gran joya del gótico-mudéjar castellano, su silueta de ladrillo rojizo y formas geométricas lo convierten en una obra digna de cualquier superproducción histórica, lejos de los grandes circuitos turísticos y cargada de sorprendentes episodios en su largo pasado.
La historia del Castillo de Coca se remonta a 1453, cuando Alonso de Fonseca, arzobispo de Sevilla, logra autorización del rey Juan II de Castilla para su construcción. La obra, dirigida por el maestro musulmán Alí Caro, tardó varias décadas en completarse y desde el inicio destacó tanto por su imponente foso y sistema defensivo como por su lujo palaciego y decoración mudéjar, visible en estucos, yeserías y techos artesonados que aún hoy asombran al visitante. A diferencia de la mayoría de las fortalezas, no se sitúa en un cerro sino entre los escarpes del río Voltoya, aprovechando el terreno como elemento natural de defensa.
El recinto destaca por su enorme torre del homenaje, el patio mudéjar, los salones decorados con motivos geométricos y las murallas almenadas, auténticas obras de arte en ladrillo que dieron fama al castillo ya en vida de los Fonseca y después como residencia señorial y palaciega. Este entorno fue escenario de intrigas amorosas, fiestas cortesanas e incluso prisiones célebres, como la del duque de Medina Sidonia en el siglo XVII, y resistió asedios durante la guerra de las Comunidades y la invasión napoleónica.
Propiedad de la Casa de Alba y escenario de abandono y renacimiento

Por herencia y alianzas matrimoniales, el castillo pasó a ser propiedad de la Casa de Alba, quienes lo mantuvieron hasta el siglo XX. A partir del siglo XVIII, cayó en decadencia por falta de uso y cuidado, y durante la invasión francesa y el siglo XIX fue saqueado y vendido a trozos, perdiendo escudos, azulejos y yeserías originales. Sin embargo, en 1928 fue declarado Monumento Histórico Nacional y, tras décadas de ruina, en 1954 la Casa de Alba lo cedió al Estado, permitiendo su restauración integral y su actual uso como Escuela de Capataces Forestales, institución de referencia a nivel nacional todavía ubicada en el interior del castillo.
Actualmente abierto al público, el Castillo de Coca puede recorrerse por completo, desde sus subterráneos y patios hasta las terrazas panorámicas y la impresionante torre del homenaje. Visitas guiadas (tel. 617 573 554) permiten conocer tanto su historia de intrigas y leyendas, desde la romántica tragedia del marqués de Cenete hasta la resistencia frente a los Comuneros, como los detalles de su construcción y restauración. El entorno de Coca, con su muralla romana, la torre de San Nicolás y el puente de estilo medieval, completa una excursión.
El Castillo de Coca sigue siendo, seis siglos después, una fortaleza digna de cuento y un símbolo de la Castilla legendaria, testigo del poder de nobles, cardenales y señores, y hoy, un destino imprescindible para descubrir la riqueza y la fantasía del gótico-mudéjar en la meseta.