Estos locales conquistarán tu estómago, pero quizá no son la mejor (primera) opción para conquistar a tu ligue.
No tienes por qué sentirte culpable. No eres el único o la única al que le gusta hacerse el digno en la primera cita. Lo de la naturalidad está muy bien, pero mejor sacarla a relucir cuando ya tienes a esa otra persona coladita por tus huesos y hasta le parece sexy tu pijama de felpa.
Por eso, más allá de decirte qué ropa debes ponerte o de qué no hablar, te vamos a advertir algo aún más importante: dónde NO IR si lo que quieres es hacerte el sofisticado con la persona que tienes en frente. O lo que es lo mismo: dónde SÍ IR si con el único que quieres quedar bien es tu estómago, porque a estos sitios se va a pringarte, a chuparte los dedos y a comer como si no hubiera mañana. Porque estos restaurantes tienen auténticas delicias, eso no podemos negarlo, pero quizá debas esperar un poco para mostrar sus platos a tu ligue:
El menú degustación de Gonder
Si tu cita te ha insinuado que le gusta todo lo exótico ten mucho cuidado, porque aquí tienes eso asegurado, pero también corres un alto riesgo de acabar (ambos lo hacéis) pringándote de más o sudando cual pollo de feria con el picante de alguno de sus platos. Ten claro que aquí se come principalmente con las manos (cuando nosotros fuimos y pedimos cubiertos nos dijeron que no, para vivir la inmersión cultural al completo), así que acabar con los dedos pegajosos y sudando no es una imagen muy sexy…
Dónde: C/Grafal, 8
Bentley’s
Lo bueno, si grande, dos veces bueno. Y en Bentley’s, además de tener hamburguesas de calidad, puedes elegir el tamaño de la carne (desde 150 gramos a un kilo). Sabes que comiendo hamburguesa te pringas y mucho, así que no creemos que quieras ir a tu primera cita a comerte una de estas maravillas que no caben en la boca.
Dónde: Varias localizaciones.
Las alitas de pollo y las costilas con sirope de arce de El Canadiense
Las alitas de pollo bañadas en sirope de arce y el costillar de cerdo cocinado también en esa suerte de miel canadiense son dos auténticos pecados por los que el Vaticano aún no se ha pronunciado. Pero sin pena no hay gloria y para disfrutar de estas dos delicias tendrás que remangarte y gastar servilletas. Muchas servilletas. Y mancharte la cara. Así que quizá no sean los platos que quieras probar para hacerte el finolis.
Dónde: C/ Carranza, 10.
El perrito caliente ClarinX de Paper Boy Perrito Boy
Hay quienes piensan (como un servidor) que los perritos son, entre toda la comida basura, lo último por lo que engordar. Aunque lo cierto es que por los de Paper Boy merece la pena saltarse la norma. Eso sí, te avisamos de que te pondrás hasta arriba de salsa y demás avíos. Y quizá su forma fálica no sea lo mejor para romper el hielo de la primera cita. O sí.
Dónde: C/ Luchana, 11.
El cocido madrileño de La Daniela
El cocido de La Daniela es una de las paradas obligadas de la capital. Habrá quien diga que no merece pagar los mínimo 25 euros que te costará por cabeza comer allí, pero si te mueres por un buen cocido, más ahora que llega el invierno, este es tu sitio. Aunque quizá no sea el mejor lugar para ir con ese ligue que te llevas semanas trabajando, porque después de almorzar aquí lo único querrás será tumbarte boca arriba.
Dónde: Varias localizaciones.
El bocata de albóndigas de La Casa Tomada
A ti, amante de las albóndigas de tu madre, no podemos prometerte que las albóndigas de La Casa Tomada estén mejores, pero sí podemos asegurarte que te costará acabarte el bocadillo entero y que merecen la pena. Aunque tampoco podemos prometerte que vaya a ser fácil comerse su palmo y medio de largo por cuatro dedos de alto por muy delicioso que esté y mucho provolone, mozzarella y aceite de albahaca que tenga. Acabarás chupándote los dedos literalmente y quizá esto no sea lo que busques en tu primera cita.
Dónde: C/ Jorge Juan, 55 y San Lorenzo, 9.
Curry rojo de pato de Pui’s Tapas Bar
Las grandes virtudes de este sitio son precisamente las razones por las que no llevar a tu primera cita allí. En primer lugar, porque el sitio es pequeñito y austero, lejos de la pomposidad de la mayoría de restaurantes tailandeses. Y segundo porque, como buen restaurante de comida del sureste asiático, va a picar y no querrás ponerte a sudar delante de esa persona a la que aún apenas conoces. Por eso lo mejor es ir por tu cuenta y disfrutar de este delicioso curry rojo de pato y pedir un vaso de leche para paliar daños.
Dónde: C/ José Antonio de Armona, 7.