Hay cosas en la vida que no tienen explicación, como la gente que come lo que quiere y no engorda (a la que odiamos profundamente) o la que coge kilos solo con respirar. También puedes pensar que no tiene sentido el hecho de que por más que te empeñes y lo intentes, siempre acabes llegando tarde al trabajo (o cuando quedas con alguien), pero en realidad sí que tiene una explicación, y es que pierdes más tiempo del que imaginas incluso cuando intentas ahorrártelo:
5 minutos más de sueño
¿Cuántas veces te has hecho el remolón en la cama posponiendo la alarma cinco minutitos en tu smartphone? Es en este punto donde tu mañana empieza a torcerse y donde el contador de las posibilidades de llegar tarde a trabajar echa a rodar. De poco sirve que tengas una aplicación que te diga cuales han sido tus horas de máximo descanso si, cuando por fin te levantas (a la cuarta repetición del despertador), te paras a mirar todos sus datos: estás añadiendo minutos de tardanza sin darte cuenta.
1 minuto más de agua caliente
Se trata de una ducha rápida para despertarte, pero tú podrías estar bajo ella con los ojos cerrados y tus pensamientos profundos (del tipo: “¿cuántos capítulos de mi serie podré ver hoy?”) gastando agua, luz, gas y ¡TIEMPO! Esas reflexiones puedes guardártelas para ti, porque de momento, tu compañía ya sabe cuántos minutos gastas.
La (no) comida más importante del día
Será buena idea que le pidas a los Reyes Magos por Navidad una frigorífico con conexión a internet capaz de detectar qué falta en tu nevera, con qué regularidad la usas y en qué momento debe encargarse de hacer la próxima compra online. Te costará una millonada, pero ganarás tiempo por las mañanas cuando tu cuerpo está rumbo al trabajo mientras tu cabeza aún está soñando entre las sábanas.
En metro, en bus, en bici o en gorrocóptero
Como la “nevera de Los Sims” aún no existe en la vida real, sales de casa sin desayunar y con los rugidos de tu estómago como banda sonora. Google Maps te puede decir si hay más o menos tráfico de camino al trabajo, pero tú eres fiel al transporte público (no te da para tener coche) y cuando entras a la boca de metro que te corresponde te encuentras de bruces con un tiempo de espera de más de 10 minutos. Ya sea por huelga o por avería, pero te ha tocado.
Banda Sonora programada
Qué bien te va a venir ese paseito andando hasta el trabajo. Tu reproductor de música en streaming sabe -bueno, más bien le han contado- que por las mañanas uno necesita energía, que no te puedes levantar de la cama y ponerte a funcionar escuchando la tertulia literaria de Radio 3, así que te recomendará la lista de las canciones más escuchadas por sus usuarios a las 8 de la mañana. Para ir activando el metabolismo.
Café take away ¿más rápido?
Volviendo a tirar de imaginación, en estos momentos te encantaría que existiera algún método o alguna máquina capaz de preparar el café exactamente como lo quieres nada más entrar a la cafetería: 100 mililitros de leche (sin lactosa), 50 de café, 1 dedo de espuma y canela. De momento, puedes hacerte una idea de lo que tardan en ponerte ese café y por lo tanto, del tiempo qué estás consumiendo tú en esperar a que te lo sirvan.
El instante que lo cambiará todo
Has llegado tarde. Ninguna novedad. Pero ahora piensa cómo tu rutina cambiaría si fueras capaz de dar vida a todo ese montón de números que dan forma a tu día a día. Esto es precisamente lo que te propone Fundación Telefónica con su curso Big Data Visualization del 26 de septiembre al 15 de noviembre. Aprenderás a comprender grandes volúmenes de datos de una forma clara y eficiente, para la toma de decisiones y la extracción de ‘insights’. En definitiva, serás capaz de extraer el valor de millones de datos en el menor tiempo posible. Una salida profesional que indiscutiblemente, también te marcará a ti mismo.
Foto de portada: Mikhail Vasilyev on Unsplash