La legendaria discoteca de Madrid, Attica, está de vuelta.
Madrid no se entiende sin sus años 80’ (ni sin sus 90’); Madrid no se entiende sin el ocio nocturno de aquellos años; y por supuesto, Madrid, no se entiende sin Attica, la discoteca que canalizó el sentir de la época. Torre de Babel de cuantas tribus urbanas copaban la capital, la popularidad de Attica, 25 años después de su cierre, se puede definir de una forma muy clara: tiene perfil de Wikipedia.
Attica, que se abrió un 13 de diciembre de 1987 con la finalidad de ofrecer música a los soldados yankees de la base de Torrejón, tomaba su nombre de un motín carcelario (el más sangriento de la historia) en la prisión de Nueva York. Su público viró, el target pasó a ser el nacional y, por cuestiones de la vida, Attica se convirtió en la embajada de Valencia en Madrid. En la verdadera catedral de la Ruta del Bakalao.
Si las paredes de Attica no hubieran sido derribadas y si las paredes de Attica hablaran, es muy posible que lo que tuvieran que contar fuese mucho más fiel a la realidad noventera que muchas de las películas de Almodóvar. A partir de Attica, el retrato social de la época se dibuja solo: la jet set deambuando por la discoteca y las matrículas de procedencia vasca o valenciana en el parking de la discoteca.
Attica lo cambió todo. Llegó en unos años salvajes, divertidos y caóticos; canalizó todos esos sentimientos desde un local en la autovía de San Fernando de Henares. Attica hizo todo esto a base de la música electrónica más potente y vanguardista de España. Lo hizo convirtiéndose en el primer after hours de Madrid (sus sesiones acababan a las 12 de la mañana). Y lo hizo convirtiéndose en un lugar de peregrinación incontestable entre 1987 y 1995. Ocho años que le valieron para erigirse en referente de la música.
El fin o el cierre definitivo, realmente, no llegó hasta 2018. Es decir:Attica tuvo dos muertes. La primera, la oficial, la que supuso que no hubiera nadie al volante. Y la segunda, la oficiosa, que llegó con la demolición del espacio. Antes se habían celebrado raves, fiestas clandestinas y secretas que fueron teniendo lugar espaciadamente durante 20 años y que recordaban lo que había sido la discoteca durante los ocho años que había estado abierta.
Ocho años que nos tienen en bucle, volviendo a ellos año sí año también como si de una tradición se tratase. Aunque, bien pensado, lo tiene todo para ser una tradición. Y es que este 1 de febrero se celebra en La Riviera el 33 aniversario de Attica. Este 1 de febrero vuelven los 80’, vuelven los 90’ y tú puedes comprar tus entradas al mejor precio en este link.