La historia de Bartolomeo Kitchen, en cierto modo, bien podría servir para inspirar el spin-off español de The Restaurant. Bartolomeo, italiano, hizo vida en Venezuela, tuvo hijos, sus hijos tuvieron hijos, estos tuvieron más hijos y por ahí apareció Vivian, chef del restaurante. Vivian, lógicamente, bautizaba al restaurante con el nombre de su bisabuelo y en el naming había ya una declaración de intenciones: Venezuela e Italia se iban a dar la mano en esta carta. En ese apretón de manos, además, tendrían incidencia los descendientes de Vivian. Sus hijos también trabajan en el restaurante.
El restaurante, que lleva un par de años abierto, antes existió en el Mercado Barceló. Ahí encandilaron a los vecinos de Malasaña con unos bocadillos que aun se recuerdan con nostalgia en el barrio. Ampliaron miras, decíamos, y crearon un concepto sumamente ambicioso en General Pardiñas, 36.
La ambición tenía, ya lo hemos dicho, un claro objetivo: la cocina venezolana y la italiana. Por separado y conjuntamente. En la comida venezolana es donde sobresale Bartolomeo Kitchen (hay pocos venezolanos mejores que Bartolomeo Kitchen; hay algunos italianos mejores que Bartolomeo Kitchen). Dicho con ejemplos, sin complejos y con la boca grande: los mejores tequeños de Madrid se comen aquí.
Al final todo cae por su propio peso y la razón de ser de Bartolomeo Kitchen se aposenta en la lógica más absoluta: venezolanos de ascendencia italiana (por rara que pueda sonar la fusión) crearon un concepto sin precedentes en Madrid. Y como la regencia es familiar, la comida no podía ser de otra forma. De la vajilla al gesto con el que el camarero inclina la botella de agua sobre tu vaso. En Bartolomeo Kitchen, donde todo es un puente aéreo entre dos países, todo (también) está recubierto por un aura familiar.
Calle del Gral. Pardiñas, 36
Horario: de 13:30 a 16:00 y de 20:30 a 23:30 (salvo martes, miércoles y jueves, que cierra a las 23:00). Los lunes cierra.
Precio medio: 25€