Un cocido y una siesta en el Hotel Índigo, de cuatro estrellas. ¡Apúntate aquí mismo!
¿Cuántas veces te has levantado de la mesa, especialmente después de uno de esos cocidos servidos en varios vuelcos, y has soñado con tener una almohada mullidita al alcance donde reposar esos garbanzos? La incómoda transición mesa-cama se suprime con el plan más madrileño posible: un cocido y una siesta en un hotel de lujo en plena Gran Vía.
El restaurante El Gato Canalla del Hotel Índigo 4* ha lanzado una oferta que incluye cocido completo con bebida y postre para dos personas, y cómo no, una cama para dormirla a gusto (puedes consultar la oferta y comprar tu ticket aquí).
Primer paso: devorar un cocido madrileño
Nada más llegar al hotel tienes que hacer el check in en recepción, por lo que te recomendamos llegar un poco antes de la hora de tu reserva. Tu estómago debe ser paciente unos minutos, ya que es necesario registrarte para dormitar luego en tu fantástica habitación.
Una vez te den la llave, sube al primer piso para ponerte las botas con el cocido madrileño de El Gato Canalla, el restaurante del hotel. El sabroso caldo viene en su jarrita correspondiente, y el guiso sigue al pie de la letra la receta tradicional: viene con garbanzos, verdura, carnes de distintos orígenes, tocinos, chorizo y hasta guindillas. Tú eliges si lo quieres en vuelcos separados o todo a la vez.
Tómate tu tiempo, que la ración es generosa. Encima, este plan de cocido y siesta incluye bebida y postre, ¡así que haz sitio para el dulce! Merece la pena esa cucharada de más: tu descanso posterior está muy cerca.
Segundo paso: siesta en una habitación de lujo
Si al cocido no le falta detalle, el cuarto donde lo reposas no podía privarse de lujos.
Una gran cama con almohadas y cojines en abundancia te espera para que te eches en brazos de la modorra post-cocido. ¿El sueño no te vence a la primera? Ponte una peli o lo que quieras en la smart TV de 42 pulgadas (con Netflix, Prime Video, YouTube y más cosas) o enchúfate al wi-fi de la habitación hasta que se te cierren los ojos.
Una vez despiertes de esta siesta reparadora, entrégate a la ducha con efecto estimulante (los artículos de baño huelen de maravilla y los albornoces son gloriosos) o tómate un café de cortesía en tu propia cafetera Nespresso. El colofón: subir a la última planta, donde está una de las mejores azoteas de Madrid, y llevarte una foto de recuerdo. Madrid nunca estuvo tan cerca del cielo.