La muestra trata de mostrar la evolución del hombre y su vínculo con la inteligencia artificial (IA).
En una de las mayores elipsis de la historia del cine, Stanley Kubrick dio un salto de cuatro millones de años, pasando de nuestros antecesores simiescos pero antropomorfos a la superinteligencia (e incluso los impulsos humanoides) del ordenador gigante HAL 9000, el software al mando de la nave espacial Discovery.
Y es esta película, 2001: Una odisea del espacio, una de sus obras más aclamadas, la que sirve como punto de partida para la nueva exposición que acoge la Fundación Telefónica: Más allá de 2001: Odiseas de la inteligencia.
El objetivo de la exposición es dibujar esa evolución misma que traza la película. De los palos, las piedas, las lascas y los huesos a la inteligencia artificial.
Se divide en tres secciones: ‘El despertar de la inteligencia’, donde se aborda el cerebro humano y sus redes neuronales, que propician nuestra mente simbólica inteligente y la capacidad de invención de instrumentos; ‘En el universo de la IA’, que trata la interacción ser humano-máquina; y ‘El futuro de las inteligencias y más allá del infinito’, que aborda el porvenir de la inteligencia humana y su relación con la inteligencia artificial así como las investigaciones que apuntan a una futura simbiosis cerebro-ordenador.