La apuesta por un Madrid donde dar un paseo por la Gran Vía no sea intubarse CO2 es cada vez más una realidad. El Ayuntamiento tiene previsto haber reducido para el 2030 el 50 por ciento de las emisiones causadas por el tránsito de vehículos respecto a las cifras del 2012.
Son varias las medidas que se pondrán en marcha para este fin, como la prohibición total de la circulación a los vehículos de gasolina y diésel matriculados antes del 2000 y el 2006 respectivamente, teniendo además prohibido aparcar en la zona de Servicio de Estacionamiento Regulado (SER) desde el 2020.
Pero sin duda la iniciativa más ambiciosa será la transformación del distrito Centro en Área de Prioridad Residencial (APR), rebautizándolo como Área Central Cero Emisiones. Solo se permitirá el acceso a los vecinos y trabajadores de negocios ubicados en la zona, taxis, VTC (Uber y Cabify), motos, vehículos de personas con movilidad reducida, coches eléctricos, autobuses y los proveedores de mercancías y servicios en comercios y viviendas.
Además, se eliminarán las plazas de la llamada zona azul, permitiendo solo el acceso, además de a los anteriores, a los conductores que vayan a utilizar aparcamientos públicos o garajes privados. La eliminación de ciertas zonas SER permitirá el ensanche de las aceras, posibilitando así un mayor tránsito peatonal. Algunas de estas calles serán, además de la Gran Vía, Fuencarral, Hortaleza, San Bernardo, Princesa, Montera, Alcalá, Arena, Mayor, San Jerónimo, Huertas, Atocha, Lavapiés, Embajadores, Ribera de Curtidores y la Carrera de San Francisco, entre otras.
Como es de esperar, las restricciones al tráfico privado irán acompañadas de medidas como la promoción del transporte público mediante, por ejemplo, un sistema de prioridad en los semáforos para los autobuses de la EMT, o la ampliación de la red de carril-bici.