El pensamiento mágico, ese fenómeno por el cual nuestra mente confunde la realidad y la ficción, se desarrolla fundamentalmente entre los 2 y los 7 años. Puede parecer, entonces, que con la edad perdemos poco a poco la magia, la capacidad de sorprendernos o dejarnos sorprender por lo que aparentemente es inexplicable. Pero para rebatir todo esto y devolvernos la ilusión por lo imposible, llega al Teatro Reina Victoria el espectáculo de Jorge Blass, Flipar. Puedes hacerte aquí con tu entradas.
Un show único en el que no existe lo imposible, con ilusiones que desafían la lógica: desapariciones, teletransportaciones e ilusiones, son parte del espectáculo. Uno que está pensado para todos los públicos, diseñado para hacer disfrutar a todas las edades. Y advertimos: en Flipar, el público forma parte del show, se convierte en un habitante más del mundo de la ilusión y la magia.
Flipar es, como indica su nombre, un espectáculo para alucinar, para dejar boquiabiertos a los asistentes y con grandes dudas (¿cómo ha hecho eso? ¿por qué? ¿dónde?) que nunca se resuelven pero que dejan una sonrisa.
El hilo conductor del show de Jorge Blass es la sorpresa: número a número, Blass demostrará que lo imposible es posible, haciendo dudar a los asistentes desde sus butacas, de sus propios sentidos. Desafiando toda lógica, rompiendo todos los esquemas.
Jorge Blass, una vida de magia e ilusionismo
En su propia página web, Jorge Blass define la magia como “un arte efímero que se vive en directo, cuando no tiene explicación lo que está sucediendo delante de tus ojos”. Y es que es en el escenario donde este showman adquiere una dimensión completamente mágica.
Jorge Blass empezó en este mundillo con apenas 6 años con un inocente juego de magia. A los 12, inició su formación en la Gran Escuela de Magia de Ana Tamariz. Y a los pocos años, ya formaba parte de la Sociedad Española de Ilusionismo, siendo el más joven.
Entre su brillante (y mágica) trayectoria, destaca su relación con David Copperfield (quien pidió conocerle en su paso por España a mediados de los años 90), el Premio Frakson a Mejor mago del año; la Varita Mágica de Oro, otorgada por Rainiero III de Mónaco; o su paso por Las Vegas, la capital mundial de la magia.
Ahora, vuelve con un espectáculo de impacto, de “efecto wow”, poniendo toda su sabiduría y su magia en el escenario para suerte de quienes quieran embarcarse en un viaje emocionante a través de sorprendentes ilusiones.