Los vecinos de la calle Amparo ya no aplauden a las 20:00. O, no, no es del todo correcto: sí que aplauden, pero después de aplaudir, hacen un gesto de un simbolismo incontestable. Los vecinos que se asoman a lo largo de los 400 metros de calle que mide esta arteria madrileña, salen a sus balcones con fregonas y escobas y hacen, al aire, el gesto de limpiar.
El gesto, que se ha convertido en un elemento identitario de la calle, nació como una forma de saludo entre dos vecinos. Chema Fuentes y Mariano, amigos, viven ambos en la calle Amparo, pero no se podían ver. Era de noche (antes del cambio de hora), Chema no tiene balcón y ambos viven en el mismo lado de la calle. Así, Chema decidió sacar una fregona para hacerse ver.
«Es un movimiento a favor del buen rollo y el sentido del humor. Queremos defender la alegría. Yo quería que los vecinos conectásemos y nos conociésemos», dice Chema Fuentes en declaraciones a Madrid Secreto. El gesto se extendió y el ejemplo, que ya tiene nombre propio (la Fregonada de Lavapiés), fue cundiendo entre los vecinos. Así, hasta crear lo que hoy es un efecto hipnótico.
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Foto de portada: Mari Angulo