Gilda no es solamente el nombre del personaje femenino que conquistó salas de cine enteras en los años cuarenta. Es también uno de los pintxos más característicos de la gastronomía vasca, que recibió su célebre apodo en honor a la interpretación de Rita Hayworth. Al igual que la actriz, o eso decían entonces, las gildas son saladas y picantes (además de caras).
En la capital, cada vez cuesta más encontrar este tipiquísimo aperitivo del norte por menos de dos euros la unidad. Eso sí: aún existen sitios que mantienen precios razonables para esta inconfundible tapa. Un ejemplo es Variantes Marga, que se encuentra en el interior del Mercado de la Cebada (La Latina).
Tres generaciones de Variantes Marga
Variantes Marga no siempre ha sido un puesto de encurtidos y dulces. Nada más inaugurarse el Mercado de la Cebada fue la frutería de Paca, la primera mujer de tres generaciones que regentó el local. En 1991 se convirtió en la tienda de dulces y encurtidos que conocemos hoy: Marga, hija de Paca, le dio un giro al negocio e incluso le puso su propio nombre.
Ana, hija de Marga, mantuvo la esencia del puesto de variantes que hoy gestiona Manuel López Suárez. «He recogido el testigo de esta generación de comerciantes para impedir que lugares tan genuinos como este se pierdan», explica el mercader a Madrid Secreto.
Los mejores aperitivos del puesto
Escabeches de bonito, aceitunas, anchoas, boquerones en vinagre, sardinas ahumadas, diferentes tipo de legumbres y postres artesanos, entre otros productos nacionales, conviven en este puesto de estilo castizo. Sus aceitunas, traídas de Campo Real, son las estrellas del local. Con ellas se elaboran las gildas que están causando sensación en redes.
La gilda favorita de los habituales del local es la tradicional de anchoa, piparra y aceituna. La siguen dos variantes con sabor a mar: la de triple boquerón y la de pulpo español. También gozan de cierto éxito algunas de las reinvenciones del aperitivo, como la gilda con alcachofa braseada o con cecina.
Las gildas de Variantes Marga no solamente son atractivas por sus exquisitos ingredientes, sino también por sus precios. Dependiendo del peso, la unidad puede costar entre 1,40€ y 3€ (aunque la mayoría está por debajo de los 2€). Un kilo de ellas no supera los 50€, un coste bastante competitivo teniendo en cuenta su calidad.