La capitalidad de Madrid está tan arraigada en nuestro sistema social que parece que siempre ha sido así y así seguirá siendo hasta el fin de los tiempos. Hasta que descubres que Toledo, Valladolid, Sevilla, Cádiz, Valencia, Barcelona y Burgos también fueron la capital de España.
Entonces se desatan las preguntas, dudas y una crisis de identidad madrileña. Todo ello se aglomera en una sola cuestión existencial: ¿por qué Madrid?
La respuesta no te va a gustar, porque no se sabe. Ningún documento oficial recoge esta decisión vital, pero los historiadores han investigado hasta dar con varias posibilidades.
Una, todas o ninguna de estas hipótesis podrían ser ciertas, pero vale la pena conocerlas para calmar la curiosidad (y volver a dormir por las noches, si te lo habías tomado muy a pecho).
Porque estamos en el centro de España
¿Has oído eso de que Madrid se cree el ombligo del país? Bueno, tal vez tenga que ver con nuestra ubicación geográfica, en pleno centro de la península.
Se baraja la posibilidad de que Felipe II decidiera trasladar la capital a Madrid en 1561 por su posición estratégica. En la villa se cruzaban los caminos que iban a ciudades tan importantes como Burgos, León y Salamanca; y además estaba a la misma distancia de Toledo y de Valladolid.
Porque había mucha agua y aire puro
Madrid molaba más antes de que se pusiera de moda. Además de su increíble localización, tenía agua abundante en pozos y en el Manzanares, bosques y aire limpio (¡quién lo pillara!). El clima era más agradable que el de Toledo, cuyos extremos de temperatura helaban a la Corte en invierno y la cocían en verano.
A Madrid le pasó en el siglo XVI lo que a Malasaña y Lavapiés en el XXI: que se volvió mainstream.
Porque aquí el Rey no tenía competencia
Un buen día, Felipe II avisó a su Corte (o sea, a todo el personal que le servía) de que se mudaban todos a Madrid. Sin explicaciones, sin decirles si volverían a Toledo algún día. El monarca empezó de cero: no había ni obispos, ni aristócratas ni nadie que le llevara la contraria. Así da gusto regentar un país.
Porque la Reina se agobiaba en Toledo
Isabel de Valois, esposa del rey, no estaba para nada contenta en Toledo. Se asfixiaba en las callejuelas de la ciudad y se sentía oprimida por las murallas que la protegían. Para colmo, el clima toledano la traía por el camino de la amargura.
Su desprecio a la residencia real, así como su gusto por Madrid, podrían haber motivado el desplazamiento de toda la Corte.
Las razones por las que Felipe II eligió Madrid como capital podrían ser muchas, a pesar de que su padre, Carlos I, le advirtiera: «si quieres aumentar tus reinos, pon la Corte en Lisboa, si quieres conservarlos, déjala en Toledo, y si los quieres perder, trasládala a Madrid».
Solo podemos imaginar lo que se le pasó por la cabeza a Felipe II. Lo único que sabemos a ciencia cierta es que Madrid no sería la misma si no se hubiera convertido en la capital de España.