Qué guardarán todos esos garitos expertos en conciertos de sudor condensado en los techos, qué historias se esconderán entre los grafitis que inundan los backstages de cualquier sala de conciertos. El mundo del rock en directo es insondable.
Más en una ciudad como Madrid, en la que nacieron, ensayaron y se separaron bandas históricas de nuestro país; y una ciudad por la que pasaron y seguirán pasando los grandes nombres de la historia del rock para presentar sus discos, para llenar estadios o para revolucionar pequeñas salas.
Repasamos cinco momentos que, por un motivo u otro, fueron (y serán) trascendentales en la historia del rock and roll y que tuvieron a Madrid como principal testigo.
1. El concierto de los Beatles en plena Dictadura
El 2 de julio de 1965 los Beatles tocaron en las Ventas; un concierto presentado por Torrebruno y que, dicen, se escuchó mal y no fue de más de 45 minutos. Pese a todo, supuso un desafío (consentido a regañadientes) para el Régimen.
Todo empezó con esa maravillosa estampa de los cuatro Beatles bajando las escaleras del avión (la verdad que su réplica barcelonesa es más divertida). No sólo pisaba sueño español un grupo de pop rock, bajaba un halo de libertad, un atisbo de frescor. Se hospedaron en el Hotel Fénix (hoy, Hotel Fénix Gran Meliá) y, debido a las férreas medidas de seguridad, no salieron de este. Así que la fiesta llegó hasta ellos.
De repente, las hermanas Hurtado, vestidas de faralaes, bailaban sevillanas en un salón del hotel decorado cual farra flamenca alrededor de los cuatro de Liverpool («Nosotras, sin tener ni idea de inglés, no entendíamos nada. Así que cada poco rato nos limitábamos a abrir los abanicos y decir ‘¡Olé, olé, olé!»…, declararían las Hurtado a Vanity Fair).
¿Pero quién demonios había organizado semejante sarao? Bodegas Domecq en la que, posiblemente, sea la primera gran acción de marketing de la historia de nuestro país. Estas bodegas dispusieron una habitación con barricas de vino de Jerez para mostrar su producto a los músicos, todo con la intención de promocionar estos vinos en el mercado británico.
2. «Madrid se escribe con V de Vigo»
Que la de Madrid no fue la única «Movida» es algo que todos los gallegos de bien reivindican siempre que pueden. Hubo una iniciativa en el año 1986 (spoiler: salió mal) que intentó mantener fuertes ambos movimientos tras la muerte de su máximo defensor, Tierno Galván.
Un evento que pretendía unir ambos fenómenos en una acción cuasi performática: subir a los protagonistas de la Movida madrileña en un tren de la Renfe que les llevaría a Vigo desde la estación de Príncipe Pío. Todo, organizado por Joaquín Leguina (Presidente de la Comunidad de Madrid del momento) y Manuel Soto, alcalde de Vigo. Diez horas de viaje nocturno en vagones que llevaban a Jaime Urrutia, Alaska, Ana Curra, la banda Aviador Dro, Ouka Leele…
Se gastaron para ello 110.000 euros en ese tren Rías Baixas, en el que la barra libre de alcohol era ley. También, en un comité de bienvenida, gaiteiros incluidos, varias exposiciones, conciertos, rutas por los garitos de la ciudad y el culmen: un pantagruélico festín en el Pazo Quiñones de León que terminó casi en tragedia (dicen las malas lenguas que MacNamara cogió cierta afición a tirar objetos a la gente). Dicen que este fue el inicio del final de la Movida. De ambas.
¿Quieres flipar? Aquí café para cafeteros solo al nivel del ““¡Rockeros, el que no esté colocado, que se coloque… y al loro!”, de Tierno Galván.
3. Una de las últimas actuaciones en la historia de Nirvana
Kurt Cobain murió el 5 de abril de 1994 en el invernadero de su casa de Seattle. Apenas un mes antes, se cancelaba la gira europea de Nirvana tras el que sería el último concierto de la banda el 1 de marzo en Münich.
Pero antes de Alemania, madrileños y barceloneses pudieron ver, en directo, a la gran banda del grunge, al grupo que, sin comerlo ni beberlo desde sus primeros ensayos en el remoto pueblo de Aberdeen, trascendió a todos los niveles (musicales, estéticos, compositivos…) el mundo del rock.
El último concierto de Nirvana en Madrid fue el 8 de febrero de 1994. Los asistentes pagaron 3000 pesetas (18€ actuales) por ver a la mayor banda de rock del momento en el Pabellón de Deportes del Real Madrid (en la actual ciudad deportiva del equipo).
Por desgracia, Kurt Cobain ya se encontraba en una situación complicada, debido a su adicción a las drogas, y solamente salió del Hotel Villa Magna para el concierto. En el libro Kurt Cobain, Diarios, de la editorial Reservoir Books, se puede leer una carta de dos folios que Cobain escribió desde el hotel (como así muestra el membrete): toda una disertación sobre la adicción.
Dave Grohl y Krist Novoselic se encargaron, mientras, de la promoción declarando a 40TV: “Sí, hemos compuesto ya unas pocas canciones. Todavía no sabemos cómo va a ser el disco. Está todavía en el aire. Sigue siendo un misterio”. Poco se imaginaban que tan solo dos meses más tarde, Cobain dejaría de existir.
4. Bowie pidiendo una caña en la plaza Mayor
Este evento no cambió la historia de la música, pero ver a Bowie paseando por las calles del Madrid en 1987, la interacción con todos los personajes que se le cruzan (esa señora que le increpa porque quiere que Bowie le devuelva su bolígrafo tras haberle firmado un autógrafo)… Hasta el momento de relax final en la plaza Mayor al frío del invierno de la ciudad, es una maravilla.
Bowie llegaba a Madrid para tocar en el Calderón en su gira Glass Spider y tras una rueda de prensa en la sala Jácara, salió en busca del dorado: una buena cerveza en una terraza. Así, paseaba con su camisa roja en compañía del guitarrista, Peter Frampton, e iba soltando chascarrillos y píldoras de sabiduría como cuando hace referencia a su primera visita a la ciudad, una década antes: “daba la sensación de que no podías llevar el color rojo esos días”.
Quién le diría a él que 36 años después, volvería a Madrid, en forma de exposición. Encontrarás Bowie Taken by Duffy hasta finales del mes de junio en el COAM, una muestra que aúna el ingenio de dos artistas (el fotógrafo Brian Duffy y el mismo Bowie) que trabajaron juntos en cinco sesiones fotográficas que son hoy pura historia pop y referencia ineludible. En su interior, podrás ver, de cerca, la única copia original que queda de la portada de Aladdin Sane.
5. El momento que vendrá: Rockin’1000
Todavía por escribir en los anales de la historia, auguramos que el próximo 3 de junio podremos añadir una muesca más a esos grandes momentos de la historia rock en Madrid. Para empezar, por su magnitud; para seguir, por ser el homenaje definitivo a todas estas historias (y muchas más) en formato de concierto de estadio.
Rockin’1000 presented by Ballantine’s es el concierto en el que mil rockeras y rockeros tocarán al unísono los himnos del rock (Nirvana, The White Stripes, Foo Fighters, Metallica…). Será en el estadio Cívitas Metropolitano que se transformará, para la ocasión, en el mayo escenario imaginado. Sobre él y organizados por instrumentos, cada grupo de músicos será liderado por una directora o director «de orquesta» rock. Una ambiciosa producción, un colosal evento. La guinda del pastel a este viaje histórico por el Madrid más rock.