El edificio que albergaba la mítica librería Central (Postigo de San Martín, 8) hoy acoge un templo para videojugadores. Es OXO, un innovador museo que llegó a España por primera vez a mediados de 2023 en Málaga. Tras doce meses de éxito, ha decidido expandirse y abrir una nueva sede para difundir la historia y el legado del videojuego en la capital.
OXO Madrid abrirá sus puertas a los primeros visitantes en el mes de noviembre. Aunque no se sabe el día exacto de la inauguración, el museo ha anunciado a través de su página web que habrá una preventa online de entradas el jueves 7 octubre.
Con su estratégica ubicación ―un palacete del siglo XIX a escasos metros de Callao― y sus actividades, OXO pretende convertirse en un punto de encuentro para una gran comunidad de jugadores a nivel nacional y fomentar la creación de nuevos proyectos tecnológicos.
El paraíso para gamers tendrá una colección fija que muestra la evolución de los juegos digitales en setenta años; exposiciones temporales; talleres educativos; encuentros con desarrolladores y profesionales relacionados con la industria del videojuego e incluso una tienda de regalos. Para diferenciarse de la sede andaluza, incluirá en su programa experiencias inmersivas que veremos anunciadas muy pronto.
Los fundadores de OXO son los hermanos Ramos, responsables de Kaiju Group: una empresa malagueña especializada en desarrollo, formación y eventos de videojuegos. Muchas de sus iniciativas se desarrollan a través de Gamer Camp y la Escuela Superior de Videojuegos y Arte Digital (EVAD). Uno de los proyectos más famosos de Kaiju es FreakCon: un encuentro en el que se celebra la cultura geek y el orgullo friki con exposiciones, conciertos y concursos de cosplay.
¿Qué ha sido de La Central?
Mientras los organizadores de OXO se preparan para la inauguración, La Central se adapta a su nuevo local, que está justo frente al museo. La librería tuvo que abandonar el palacete isabelino donde llevaba una década por presiones del sector inmobiliario. En un comunicado, los dueños del icónico negocio de libros afirmaron que «embargos, pleitos, subastas y ambiciones de nuevos propietarios» pueden volver «inviable» un proyecto como el suyo. Por ello, «no les quedó otra» que mudarse.