Quienes vivieron el Madrid de los 80 recordarán que, tras la inauguración de la estación de Chamartín en el año 1975, se construyó una pista de patinaje que se convertiría en un icono para el ocio en la capital: Rolling Disco. Y aunque la mítica pista cerró hace décadas, el espíritu rolling está lejos de desaparecer.
Así lo prueba Rolling Dance & Burger, una de las mayores pistas de patinaje de Europa que ocupa el lugar de su antecesora en el ático de la estación de Chamartín. Manteniendo la estética retro pero adaptándose a los nuevos tiempos, esta pista de 900 metros cuadrados pretende convertirse en un espacio de ocio de referencia como lo fue antaño.
Uno de sus objetivos es acercar el patinaje a todos los públicos, por lo que no es necesario ser ningún experto para disfrutar de este espacio. Es más: cuenta con una escuela en la que enseñan a patinar a los más novatos y a mejorar sus habilidades sobre ruedas a los veteranos, ya practiquen patinaje tradicional o en línea.
Quienes ya tengan cierta experiencia sobre los patines podrán participar también en los bailes sobre ruedas en la pista, al ritmo de un hilo musical ochentero que suena durante las sesiones de DJs. Y para recuperarse de tanta actividad, el plan se redondea con un menú en su espacio gastronómico.
Burgers a lo ‘dinner americano’
El espacio incluye también una oferta gastronómica al estilo de los ‘dinner’ americanos, para recuperar fuerzas entre vuelta y vuelta, de la mano del chef Kiko Solís. El menú americano consta de hamburguesa, perrito, sándwich o ensalada a elegir, patatas y bebida.
Por otro lado, el espacio está adaptado a las medidas de seguridad frente a la Covid-19 y, como parte de Madrid Exposiciones y Eventos Urbanos (MEEU) sus instalaciones están disponibles para la celebración de eventos: desde conferencias, presentaciones, afterworks o showrooms hasta cumpleaños.