Las cosas han cambiado mucho desde que la pandemia comenzase allá por el mes de marzo, y tanto el conocimiento sobre la enfermedad como el modo de tratarla son un claro ejemplo de ello.
Al comienzo de la misma, y en caso de tratarse de un positivo, hacía falta una PCR negativa que justificase que tras 14 días de cuarentena la persona podía volver a la «normalidad». Hoy, sin embargo, tras este periodo no hace falta prueba alguna. ¿Por qué? ¿Qué ocurre tras estos 14 días?
Antes de adentrarnos en la explicación que de sentido a esto, debemos tener en cuenta que la PCR nos informa sobre la presencia del virus en el organismo, no sobre su estado o infectividad. Por lo tanto puede que una persona sea positiva y que al mismo tiempo no pueda contagiar el SARS-CoV-2. Podría parecer raro, pero tiene sentido.
La raíz de esta argumentación reside en que tras 10-14 días en nuestro organismo, y aunque tengamos algún rastro del virus, la capacidad de contagio es muy escasa. Es por ello por lo que, tras un periodo de 14 días desde el anuncio del positivo, es posible seguir teniendo el SARS-CoV-2 pero no ser contagioso.
A esto hay que sumarle que desde el momento en el que se comience la cuarentena debido a un positivo, o posible positivo, lo más probable es que el virus ya lleve algún tiempo en el organismo. Una razón más que garantiza y justifica estos 14 días como el periodo de cuarentena necesario para que se reduzca la presencia del virus y desaparezca su infectividad.
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