La prueba de que la cocina (y todo lo que la rodea) es el octavo arte está en Quimbaya. Quimbaya fue una civilización indígena conocida por fabricar oro de alta belleza y calidad. Quimbaya, para los madrileños, es ahora también una de las apuestas gastronómicas más interesantes de la capital.. Quimbaya rima con el pasado a partir de detalles mínimos. Y es que la decoración de Quimbaya es un homenaje, un reconocimiento a una de las civilizaciones indígenas más importantes de América.
La decoración de Quimbaya se puede dividir en dos partes. Por un lado, los blancos y el minimalismo y por otro, la cocina a la vista y los elementos dorados (espejos, cubiertos…). El dorado de los elementos, claro, es un guiño a la orfebrería de esta civilización indígena.
Pero lo más importante, el motivo principal por el que hay que ir es la materia prima y cómo se usa en las creaciones gastronómicas. Quimbaya es una apuesta de Edwin Rodríguez, el chef artífice de que éste sea el primer restaurante colombiano de autor de Madrid. Un chef, además, con más de 22 años de experiencia y casi la mitad de ellos acompañando al famoso Pepe Rodríguez.
La reinterpretación de la empanada bogotana, las carimañolas con queso o carne o mixtas, el arroz chocoano y otros tantos de sus platos ponen de manifiesto otra cuestión sumamente interesante: la dificultad de encontrar estos mismos platos en otros restaurantes (por mucho que vayan acompañados del epíteto “colombiano”).
Ellos mismos lo definen como «una propuesta inspirada en los sabores de Colombia, enriquecida de tradiciones y técnicas culinarias de allí y de aquí». Todo ello pasado por la imaginación y las manos de Edwin Rodríguez.
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Platos, por cierto, que reproducen y representan la variedad gastronómica de Colombia, un país regado por el Caribe, el Pacífico, el Amazonas. Un país con una tradición culinaria vinculada a las frutas tropicales, al pescado fresco, a los rones y aguardientes. Sabido esto, claro, se sabe también que Quimbaya trasciende la arepa y la bandeja paisa. Va mucho más allá de todo esto.
Una última muestra de la calidad de Quimbaya: su puntuación en Google es de cinco estrellas (doradas, cómo no). Dicho de otra forma, nadie que haya ido a Quimbaya ha salido pensando que no ha comido de diez.