
Madrid, julio. Calor a chorros, asfalto hirviendo y plantas pidiendo auxilio. Mientras las previsiones temporales anuncian temperaturas de horno industrial, hay quien insiste en que “el verano es para disfrutarlo”. Y lo cierto es que lo más parecido al disfrute puede ser encontrar un enchufe, un libro y una sombra digna.
A eso apunta, un año más, el Círculo de Bellas Artes con su iniciativa Refugio Climático, una propuesta a medio camino entre la política cultural y el bálsamo urbano. La cosa va así: convierten el Salón de Baile en un espacio abierto —literal y metafóricamente— para leer, trabajar, jugar al ajedrez o sencillamente dejar pasar el tiempo como quien mira llover, pero sin lluvia y con plantas.
Muchas plantas.
Y sí, hay wifi. Y enchufes. Y fuentes de agua. Y sillas que no son de diseño escandinavo, pero sirven. Y entrada gratuita. Desde las 11:00 hasta las 21:00 –así fue el año pasado, este año todavía falta confirmar la hora–, el Círculo se presenta como un lugar donde refrescarse y descansar. Como si fuera fácil descansar con 40 grados en la Castellana, pero se agradece el intento.
La guardería botánica del CBA
Entre lo poético y lo práctico, este “refugio” también tiene guardería botánica. Si te vas de vacaciones y no quieres que tu poto muera por abandono, puedes dejarlo a buen recaudo en el mismo edificio donde otros hacen cola para subir a la azotea a hacerse selfies con la diosa Minerva.
Eso sí, aún no han publicado las fechas definitivas, aunque se espera que abra el 10 de julio. Hace meses que lo anunciaron, pero en esto como en casi todo en Madrid, hay que estar pendiente del Instagram oficial del Círculo.
La definición institucional lo llama “un espacio donde puedes encontrar alivio, descanso y protección frente al calor extremo”. Una especie de spa civil sin hidromasaje, pero con silla y silencio. A falta de políticas climáticas ambiciosas, algunos edificios culturales hacen lo que pueden: un botijo contemporáneo, con wifi y conciencia medioambiental.
Y no es el único.
Otro refugio climático en Madrid: el CA2M se convierte en La Fresquera
Este año, además, se suma a la lista de oasis urbanos el Centro de Arte Dos de Mayo (CA2M), en Móstoles. Allí han montado La Fresquera, un proyecto que funcionará del 1 de julio al 15 de septiembre. ¿Qué hay? Rincones con vegetación, zonas de descanso y un espacio para “no hacer nada”. No se puede pedir más.
¿Lo mejor? También tendrán guardería de plantas, bajo la llamada Iniciativa Regadera. Desde el 25 de junio, quien lo desee podrá dejar allí sus macetas, que serán cuidadas por un equipo de especialistas en jardinería y permacultura. Hay que inscribirse, claro, y decir si tu drácena necesita terapia o simplemente agua.