No me gusta el marisco. Dato importante si lo siguiente que os digo es que fuí a comer a un restaurante gallego. Y os preguntaréis entonces… ¿Qué hace una persona a la que no le gusta el marisco en un restaurante cuyo ingrediente principal es ese? Para mí, fue mitad como un reto personal y mitad porque se trataba de un restaurante con Estrella Michelín. ¿Queréis saber si me comí los platos del Restaurante Lúa (Paseo de Eduardo Dato, 5)?
El Restaurante Lúa está dividido en dos espacios. Uno es de carácter más informal y el otro es para ocasiones más especiales. Los cuadros que adornan el local tienen mucho que ver con su vino (el cual no encontraréis en ninguna otra parte de Madrid y cuando probéis querréis llevaros a casa) y una de las mesas no tiene mantel. Se trata de la mesa “de los gallegos” y guarda la esencia de Carballiño, el pueblo de Manuel Domínguez (chef del Restaurante Lúa).
También cuenta con un salón privado cuyo concepto va más allá de la exclusividad, ya que lo que verdaderamente busca es que el comensal se sienta como en casa.
En cuanto a la carta, tan solo podemos hablaros de la que hay en la barra, ya que para la mesa, el restaurante cuenta con un menú cerrado (su precio oscila entre los 60-80€ dependiendo si se elige opción con maridaje de vinos o no) basado en la creatividad y en los productos de temporada que el Chef elige.
Solo hace falta echar un vistazo a la carta de la barra para saber quién es el protagonista. El mar: bacalao, bonito, quisquillas, langostinos, carabinero y… como no, pulpo. Nos dijeron que los paladares más críticos lo han nombrado el mejor pulpo á feira de Madrid y nosotros no podemos llevarles la contraria, porque el pulpo se deshacía en nuestras bocas.
Después probamos las bravas de langostino, ¡un auténtico trampantojo! Tenían completa apariencia de patatas bravas, pero no llevaban nada de patata. La textura del rebozado era super crujiente y nada aceitosa y la salsa brava (muy picante, pero sin llegar a molestar) hacía un contraste perfecto. He de decir que fue uno de los platos que más me gusto (y eso que no me gusta el marisco).
Probar los nuggets de mollejas de cordero también fue nuevo para mí. Son perfectos para introducir en el mundo de la casquería a aquellos que sean reacios a probar las partes del cerdo menos “conocidas”. Aún así, yo prefiero continuar viviendo sin saber su procedencia exacta. Aunque en este caso he de decir que me conquistaron…
Os recomendamos probar el foie micuit sobre empanada de pera y queso San Simón caramelizado. El contraste entre el foie suave y la parte crujiente de la pera es ¡espectacular!
Pero lo que más recomiendo para los amantes del marisco son las verdinas con carabinero. Es un plato de cuchara muy típico de la cocina gallega. Es sencillo, pero consistente y muy sabroso.
La cocina de Lúa es como este último plato: ingredientes frescos y de temporada. El resultado son platos tradicionales con un toque de innovación, pero sin añadir demasiados aspavientos para poder disfrutar del sabor de la materia prima.
Para completar la experiencia, de postre pedimos la Crema de Queso San Simón con sopa de Violeta y el Soufflé de Chocolate con helado de fresa. Quizá un pelín pequeños para nuestros estómagos gochos, pero ¡buenísimos! Sobre todo el de queso, por su cremosidad y suavidad y el helado de fresa, que se notaba que era casero.
El Restaurante Lúa es perfecto para aquellos que quieran apreciar la calidad gastronómica de un Estrella Michelín por un precio que ronda 35-40€. Si sois amantes del marisco, lo disfrutareis tanto qué querréis chuparos los dedos, pero eso mejor dejarlo para casa…