La medicina es algo más que pastillas y señores con bata blanca que saben mucho. Explorar nuevas formas alternativas puede ser un gran complemento de la medicina tradicional y eso es precisamente lo que se propone el proyecto «Arte que sana el alma».
El objetivo de esta iniciativa llevada a cabo por la Comunidad de Madrid y el Museo Thyssen-Bornemisza es humanizar la atención sanitaria utilizando el arte como una herramienta más en el proceso de mejora del paciente.
Esta terapia a través del arte no es nada nuevo ni el último conejo sacado de la chistera sin fundamento. De hecho esta iniciativa de arte terapéutico lleva siendo un hecho en Escocia desde hace casi 20 años gracias a iniciativas como las de la organización Creative Therapies.
Bailarina basculando, de Edgar Degas
La pinacoteca ha cedido 300 láminas de los cuadros seleccionados por Pedro Gargantilla, jefe de Medicina Interna del Hospital El Escorial y responsable de la iniciativa. 27 de estos cuadros irán a parar al Hospital de La Fuenfría, donde se implementará por primera vez en Madrid este innovador proyecto y del que se hará partícipe a los pacientes desde el primer momento dándoles la posibilidad de elegir con qué cuadro prefieren tratarse.
El argumento esgrimido por Gargantilla, según el cual contemplar obras de arte parece estar ligado con la disminución de la frecuencia cardiaca, el estrés o incluso el umbral del dolor, ya lo usaron también científicos de la Universidad de California en Berkeley, quienes, añadiendo a la lista otras maravillas del arte y la naturaleza como el Gran Cañón o el Ave Maria de Schubert, probaron que podían usarse como un elemento más del tratamiento dependiendo del paciente.
El ‘Martha Mckeen’ de Wellfleet, de Edward Hopper
De la misma manera que una dieta saludable o algo de ejercicio llevan tiempo recomendándose como añadidos a diversas terapias, los responsables de la Universidad de California afirmaron que maravillarse con la belleza del arte y la naturaleza genera niveles más sanos de citocinas, lo que al parecer tiene influencia directa en la salud y la esperanza de vida.
Algunos de los cuadros a disposición de los pacientes serán Mujer con sombrila en un jardín, de Pierre-Auguste Renoir; Bailarina Basculando, de Edgar Degas; El ‘Martha Mckeen’ de Wellfleet, de Edward Hopper; o Paisaje con castaño, de Ernst Ludwig Kirchner.