
La Quinta de la Fuente del Berro es uno de los mejores refugios climáticos durante el verano en Madrid. Es un oasis verde y fresco en este de la capital que invita a escapar de las altas temperaturas y el bullicio urbano. Salvo por una excepción, cuando hay alerta amarilla o roja por clima adverso según las previsiones AEMET, se cierra junto a otros cinco parques de Madrid. En este mapa que proporciona el Ayuntamiento puedes comprobar en que situación se encuentra en el momento.
Este parque histórico, que data del siglo XVII, fue transformado en el siglo XIX y encandila a los flâneur por su exuberante vegetación, sus desniveles y, sobre todo, por sus hermosas cascadas y fuentes que aportan un encanto romántico y refrescante al espacio.
Entre sus 13 hectáreas, los visitantes pueden pasear por senderos de piedra flanqueados por árboles centenarios como magnolios, castaños de Indias, cedros del Líbano y álamos, que crean una sombra generosa y un microclima ideal para los días más calurosos.
El parque de la Fuente del Berro como refugio del calor

El agua es el alma de la Quinta: sus manantiales han sido su gran atractivo, tanto como para que María Luisa de Orleans, primera esposa de Carlos II, ordenara que se le sirviera siempre el agua de esta fuente, costumbre que se mantuvo hasta que en el siglo XIX se contaminaron las aguas.
Hoy, las cascadas recuperadas y los estanques se integran en un paisaje que combina naturaleza y arte, con monumentos dedicados a figuras literarias como Gustavo Adolfo Bécquer y Alexander Pushkin, y la presencia libre de pavos reales que añaden un toque de vida y color. El palacete de la Quinta, antiguo lugar de recreo de la aristocracia, y la Casita del Reloj, completan este entorno único que fue declarado Bien de Interés Cultural en 1946.
Como la mayoría de las zonas verdes, aquí el clima es un poco más amable, gracias al las plantas y la humedad. Así que el parque se convierte especialmente en el estío, en un remanso de paz y belleza, un espacio donde la historia, la naturaleza y la cultura se entrelazan para ofrecer a madrileños un lugar perfecto para pasear y descansar. Su carácter intimista y su riqueza paisajística la convierten en una joya poco conocida, pero imprescindible para quienes buscan un refugio natural sin salir de Madrid.