A ojos de la sociedad, las mujeres siempre han representado una cierta amenaza, un peligro, la posibilidad de que algo se escape del transcurso habitual de las cosas. Por muy ínfima que fuese, esa amenaza siempre ha convivido con nosotras. Y aunque en menor medida, lo sigue haciendo. Es como un lastre del que no se nos permite desprendernos del todo. Un peso. Una culpa. La culpa, siempre inherente.
De hecho, si retrocedemos en el tiempo, nos damos cuenta de que ya en la prehistoria había algo intrínseco en el hecho de ser mujer. Y el título de la nueva exposición de CaixaForum no puede reflejar mejor esta idea: Veneradas y temidas. El poder femenino en el arte y las creencias. Esta muestra expositiva, realizada en colaboración con el British Museum, recorre la influencia espiritual femenina a lo largo del tiempo y de seis continentes.
Nos invita a reflexionar sobre el papel que tuvieron y siguen teniendo diosas, espíritus, demonios, brujas y otros seres espirituales en la identidad de género y en las distintas percepciones de lo femenino en todo el mundo. Un tema ambicioso pero sin duda necesario para abordar las distintas complejidades que se despliegan en torno a la cuestión del género y la identidad.
A través de una selección de 166 piezas históricas que datan desde la prehistoria y que dialogan con obras de artistas contemporáneas, la exposición nos ofrece un marco para repensar los estereotipos del poder femenino y la feminidad.
Encontramos piezas icónicas, como una estatua romana de Venus o la figura de Sekhmet, que entran en diálogo con obras contemporáneas de Marina Abramović, Ana Mendieta y Niki de Saint Phalle, entre otras artistas.
El hilo conductor de todas esas obras es que son representaciones del poder femenino, ya sea en forma de diosas, espíritus, demonios o santas. Mujeres que han ocupado un lugar central en las creencias de muchas culturas y que a menudo se presentan como mujeres de inteligencia, belleza y valor excepcionales.
Pero todas esas imágenes también nos hablan de algo tan intrínseco a la condición humana como es el deseo humano de sentirse seguro y orientarse, de los ciclos naturales de la fertilidad y de la continuidad de la vida. Personifican, cada una a su manera, el deseo y la pasión, el caos y la armonía.
Muchas veces, esas imágenes también se han asociado (aún a día de hoy) a brujerías y maleficios, representando la independencia femenina y, en consecuencia, eso que socialmente es temido por no poderse controlar. Todas ellas representan el amor incondicional, la compasión y la salvación. El útero de una madre. El lugar al que siempre regresamos buscando amor. Por todo ello, son veneradas y al mismo tiempo temidas.
La exposición se estructura en cinco ámbitos temáticos: “Creación y naturaleza”, “Pasión y deseo”, “Magia y maldad”, “Justicia y defensa” y “Compasión y salvación”.
En torno a la exposición se ha organizado una extensa programación de actividades. Por ejemplo, el ciclo de actividades ‘Raras, malvadas y otras derivadas’, que se celebrará del 7 al 28 de noviembre en colaboración con La Sullivan.
Ese mismo 7 de noviembre, habrá un especial Ciberlocutorio, titulado Ni veneradas ni temidas. El exitoso podcast de radio de Andrea Gumes y Anna Pacheco explorará en esta ocasión las costuras que rodean la construcción de las mujeres como temidas y veneradas a la vez.
Unos días más tarde, el 23 de noviembre, habrá una charla titulada Decrear: maternidades y negación a cargo de Begoña Gómez Urzaiz, Carolina del Olmo, Luna Miguel y Naira Perdu. Juntas, conversarán sobre (de)creación y maternidad; es decir, días felices que lo dejan de ser, heridas personales que cuestan de cerrar en relación con la maternidad y la crianza, así como otras formas de maternidad, es decir, de amar o de vivir.