Hablamos con Begoña Martín Lara, editora del newsletter “A Girl and a Book” para descubrir los libros que no deberían faltarnos en nuestros paseos por Madrid.
“Los libros son algo que me apasionan mucho y necesito compartirlos con la gente”. Así empieza nuestra conversación con Begoña Martín Lara en Olivia te Cuida (Calle de Fortuny 7), el lugar elegido para charlar con esta joven madrileña sobre sus autores favoritos, la comunidad que ha conseguido crear en sus perfiles sociales y su último proyecto, A Girl and a Book, un newsletter en el que Begoña comparte todos esos libros que realmente tienen un significado especial para ella.
Tras estudiar Comunicación Audiovisual y darse un pequeño tiempo de reflexión, Begoña ha seguido su pasión y actualmente cursa un máster en Estudios Literarios. Una decisión que resulta evidente al hablar con ella y ver cómo los libros no solo son uno de los temas centrales en su cuenta de Instagram, @monsterhouse, pero también en su día a día.
Es en esta esta red social donde Begoña ha logrado crear una comunidad de seguidores interesados en conocer los libros a los que les guarda especial cariño. “Cuando la gente me escribe diciendo que se compró un libro porque lo vieron en mi Instagram o han descubierto un autor que he subido, me hace mucha ilusión porque al final es por lo que yo lo comparto” añade.
El pasado noviembre Begoña decidió seguir compartiendo su pasión con un newsletter mensual en el que selecciona libros que ha leído recientemente, explicando por qué los ha elegido y qué le ha gustado de cada uno. También hay lugar para ediciones especiales como cuando el mes de su cumpleaños compartió las obras que le habían marcado.
Nosotros también hemos querido tener nuestra propias recomendaciones personalizadas y le hemos pedido que nos comparta una lista de obras que tienen una conexión personal y especial con nuestra ciudad, así como los lugares donde deberíamos leerlas. Una selección para disfrutar con tranquilidad y descubrir Madrid a través de las paginas de los libros que Begoña ha escogido.
Fotos de Pablo García.
Bonsái de Alejandro Zambra
Bonsái es una historia de amor entre dos estudiantes de literatura y cómo, tras fracasar, él hace de su novela una vida y no al revés. Es un libro cortísimo y con un estilo único, que se lee en lo que esperas a ese amigo que llega tarde mientras te tomas una cerveza en alguna terraza de Lavapiés (muy cerca, además, de la calle Salitre, a donde se muda una de las protagonistas).
Limbo y otros poemas de Ada Salas
Tanto Limbo como el resto de poemas que componen este libro están llenos de una delicadeza que engaña, puesto que en ocasiones es afilada y te atraviesa, duele. Hay también una conexión con la naturaleza que a mí me produce de llevármelo al Parque del Oeste, en esos últimos días de primavera o primeros de verano en los que todavía no hace calor, y leerlo en un banco mientras la luz que atraviesa las hojas de los árboles se refleja en las páginas.
Destrucción del padre / Reconstrucción del padre de Louise Bourgeois
En esta recopilación de artículos, entrevistas y anotaciones, la escultora y pintora Louise Bourgeois habla de su obra, del hecho de ser artista y de sus opiniones sobre el mundo del arte en general. Lo hace con una claridad absoluta y desde una perspectiva feminista, y creo que es un libro que se puede disfrutar mucho incluso sin ser un gran conocedor de su trabajo. Por suerte, en el Museo Reina Sofía, aunque poquitos, se pueden ver algunos de sus grabados y esculturas.
Las ilusiones de Jonás Trueba
Las ilusiones a las que Trueba se refiere en este libro son las de un grupo de jóvenes, personajes de una historia fragmentaria, que intentan sobrevivir en Madrid entre trabajos precarios y esperanzas de futuro, que van a la Filmoteca en parte por amor al cine, en parte porque es más barato que las salas comerciales. Podría estar hablando de cualquiera de nosotros.
Las palabras de la noche de Natalia Ginzburg
No hay año que falte a la Feria del Libro con una listita de títulos que quiero como si fuera la lista de la compra, aunque luego casi siempre me acabo comprando otros que veo allí o me recomiendan. Fue una de esas recomendaciones la que me hizo leer por primera vez a Natalia Ginzburg, que se convertiría en una de mis autoras favoritas y que ahora mi cabeza identifica siempre con ese paseo entre casetas por el Retiro: me gustó tanto que volví al par de días a por más libros suyos. Las palabras de la noche fue uno de esos primeros, y hasta ahora mi favorito.