
En pleno parque del Retiro, bajo la superficie y cerca de la Puerta de la Reina Mercedes, se esconde uno de los espacios históricos más desconocidos de Madrid: el refugio antiaéreo construido durante la Guerra Civil. Esta galería subterránea, finalizada en 1938, fue diseñada para proteger a 275 personas de los bombardeos aéreos que asolaron la ciudad, convirtiéndose en una auténtica obra de ingeniería de la época, aunque finalmente nunca llegara a usarse como refugio.
Ahora el espacio que permanecía cerrado desde 1938 es noticia porque el alcalde de Madrid, Jose Luis Martínez Almeida, lo ha visitado el pasado martes, 1 de julio. Tras comprobar el buen estado de las galerías subterráneas construidas para proteger a los madrileños, pero que mayormente sirvieron como almacén, el Ayuntamiento estudia la posibilidad de abrirlo al público.
Un resquicio de la Guerra Civil en Madrid
El refugio cuenta con cinco galerías abovedadas, excavadas a ocho metros de profundidad y con una longitud total de 135 metros. Sus pasillos, de poco más de un metro de ancho y con alturas variables entre 1,60 y 2,50 metros, están construidos en ladrillo y cemento, con una solera de hormigón y pozos de ventilación originales. El acceso se realiza a través de 45 escalones, y en su interior aún se conservan detalles como los cajeados en el ladrillo donde se encastraban los asientos de madera, así como dependencias de letrinas y una antigua enfermería.
Tras la guerra, el refugio fue cerrado y utilizado para el cultivo de champiñones y como almacén municipal, según la información del Ayuntamiento, permaneciendo oculto bajo el parque y el asfalto de la calle Menéndez Pelayo. Hoy, se estudia su musealización y apertura al público, con el objetivo de poner en valor este “tesoro” histórico y permitir que los madrileños puedan conocer de cerca uno de los testimonios más singulares de la defensa civil durante la Guerra Civil española.