Las toneladas de comida que se desperdician cada año se pueden acabar, al menos en Madrid.
La FAO, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, da la cifra, más o menos precisa pero a todas luces reveladora: cada año, un tercio de la producción mundial de alimentos se desperdicia. Un tercio de la producción mundial equivale a mil veces el peso del antiguo World Trade Center y sus torres gemelas.
Para intentar poner algo de remedio a esto, la ONG Prosalus ha puesto en marcha de la mano del Ayuntamiento de Madrid la iniciativa Yo no desperdicio, yo comparto, con la que a través de su web (www.yonodesperdicio.org) o la app móvil pretenden reducir el desperdicio de alimentos poniendo en contacto a quienes quieren donar alimentos con quienes quieren recibirlos. «Un pequeño gesto» para «contribuir a un cambio global», defendía Mari Cruz Martín, coordinadora de la iniciativa, al diario El País.
Solo tienes que registrarte y formar parte del cambio. La plataforma funciona a nivel estatal aunque es en la Comunidad de Madrid donde registra mayor actividad con un total de 400 usuarios. Y no será fácil normalizar y extender su uso, como explicaba Martín, quizá «porque no existe una transacción económica».