«I play with lights and spaces» («Juego con las luces y los espacios»). Si hubiese que resumir en pocas palabras la esencia de Capas, la primera exposición en solitario del fotógrafo Miguel Fonta (Madrid, 1979), podría hacerse con esa frase que el propio artista tiene en su biografía de Instagram. Pero si hubiese que profundizar un poco más, enseguida se llega a la conclusión de que esos dos elementos son las herramientas que le sirven para retratar algo más que una simple construcción.
En un ejercicio que podría recordar al que hemos podido ver en otras expresiones artísticas como Arquitectura Emocional 1959 de León Siminiani –cortometraje del que he tomado prestado el título para este artículo–, la muestra invita a pensar en la arquitectura como algo mucho más allá de una mera estructura, «como un contenedor de memorias y emociones».
En ella queda patente algo que es obvio pero que, como tantas otras cosas que lo son, a menudo pasamos por alto: un edificio nunca es solo un edificio, y para cada uno tiene un significado diferente. Es donde vivía tu mejor amiga de la infancia o la casa de tus abuelos, el portal frente al que te diste el primer beso o incluso un documento histórico de la Guerra Civil.
En las fotografías de la exposición –entre las que también se pueden encontrar instantáneas más allá de edificios de Madrid– queda patente, como exponen desde la galería que la acoge, que «Cada fachada, rincón y ventana encierra vivencias, huellas del paso del tiempo y un registro visual de lo que alguna vez fue«.
¿Hasta cuándo se puede visitar?
La muestra abrió sus puertas el pasado 28 de diciembre y, aunque inicialmente iba a permanecer abierta en flora&fauno (calle del Divino Pastor, 24) hasta el día 18, se ha ampliado hasta el miércoles 29 de enero. La galería abre al público los lunes, miércoles y viernes de 17h a 20h y los sábados de 11h a 14h.