Si los palacios de Madrid parecen sacados de cuentos de hadas, los teatros de la capital no se quedan atrás. La programación que se ofrece en cada uno de ellos es muy atractiva, pues en ellos hemos tenido la oportunidad de ver musicales lowcost que han saltado a la gran pantalla, redescubrir el encanto de la zarzuela o ver alguna de las mejores obras de nuestra vida en la sala más pequeña de alguno de estos grandes escenarios. Pero lo mejor de esto es que si tuviéramos que visitarlos sin ningún estreno de por medio, cualquiera de ellos seguiría mereciendo la pena por su conjunto arquitectónico como tal. Nosotros hemos recopilado nuestros favoritos, ¿cuál crees que también merece una visita por sí solo?
Teatro Lara
Conocido también como la Bombonera, el Teatro Lara debe su nombre a quien sufragó los costes de su construcción, Cándido Lara y Ortal, conocido como «el carnicero de Antón Martín», donde tenía su negocio de carne este buen hombre que hizo fortuna suministrando carne al ejército liberal en la segunda guerra carlista. El 3 de septiembre de 1880 la entonces princesa de Asturias y futura reina Isabel II presidió su inauguración.
Teatro Real
Pese a sus doscientos años de antigüedad, el Teatro Real, con sus recientemente invertidos cinco millones de euros en renovación tecnológica, fue el primero del mundo en retransmitir una ópera vía Facebook. Más de 175.000 personas asistieron al espectáculo desde casa y sin pagar un euro.
Por sus tablas han pasado auténticas bestias de la interpretación, pero ninguna tan pesada como el polémico toro de tonelada y media que formó parte del elenco actoral de la adapción de la ópera Moisés y Aaron.
Teatro de la Zarzuela
La mañana del 8 de noviembre de 1909 el Teatro de la Zarzuela se hizo viral sin la necesidad de redes sociales, y sin más recurso que la luz que despedía el fuego que lo arrasó. El diario ABC lo narraba así, con la ampulosa prosa que caracterizaba al periodismo de la época, más cerca de Cervantes que de BuzzFeed: «El amanecer de ayer en Madrid fue verdaderamente siniestro. Desde los puntos más apartados de la ciudad podían ver los madrugadores un resplandor rojizo que, partiendo del centro, teñía el cielo de púrpura».
Teatro Canal Isabel II
Abierto anteayer, como quien dice -más concretamente el 20 de febrero de 2009- y diseñado por el arquitecto Juan Navarro Baldeweg, el edificio fue galardonado con Premio Arquitectura de la Bienal Española, otorgado por el Ministerio de Fomento y que el jurado eligió por su “excelencia arquitectónica y urbana, contenido cultural y poética del espacio”. Aunque de un tiempo a esta parte el nombre del teatro se ha visto salpicado por la poco afortunada vinculación con los casos de corrupción de Ignacio González.
Teatro de la Comedia
En abril de 1915 sufrió un terrible incendio del que no quedó prácticamente nada. Desde el escenario hasta los almacenes, que sufrieron la peor parte, porque en ellos se encontraban todos los objetos que se utilizaban en las obras y que se habían obtenido fruto de la inversión personal de Tirso Escudero, dueño del coliseo.
La Abadía
Quizá la mayor particularidad de este recinto es haber sido la capilla de un internado, construida en los años cuarenta, de ahí su estética. Localizada en el castizo barrio de Chamberí, la edificación consta de dos naves que convergen en la principal, donde se encuentra el escenario, lo que le da al entorno una apariencia única.
Teatro Circo Price
El nombre de este teatro es más literal de lo que puedas llegar a pensar, pues en sus comienzos, allá por el siglo XIX, fue un circo fundado por Thomas Price, un domador de caballos irlandés. Desde sus comienzos fue todo un éxito y albergó todo tipo de espectáculos, desde representaciones de zarzuela a combates de lucha libre y, por supuesto, funciones cirquenses.